De esa y de todo lo que está oculto aún en el piedemonte llanero y el pidemonte amazónico, poca claridad tenemos aún. Claro ni que decir de lo que está aún oculto a nuestros ojos y entendimiento de lo que ocurre en picos y montes del Tolima.
Se dice que los piedemontes colombianos son de los sitios del planeta con mayor biodiversidad por hectárea y que hace falta adentrarse en ellos con ojos más científicos y creativos, y menos saqueadores y explotadores (caso palma africana y otros), para no seguir arrasando con la verdadera riqueza del país.
Según algunos estudios recientes es de los lugares del país que más fuentes de agua dulce tiene, un gran número de ríos, riachuelos, quebradas y nacimientos que por la feroz mirada agroindustrial y comercial multinacional están en serio peligro si no se toman medidas excepcionales y prontas para evitar que se amplié sin medida la llamada frontera agrícola y agroindustrial nacional.
No es un secreto para investigadores naturales, especialistas en la materia y profesionales de las áreas relacionadas con la naturaleza, que allí se encuentran especies de árboles con las maderas más finas, duras y apetecidas del continente por sus diversos usos. Igualmente, que frutos de altísima riqueza vitamínica se dan en sus tierras (Copoazú, camu, bacao, cimarrona, piña nativa, cocona, yoco, entre otras).
Esas propiedades no solo son alimenticias según han establecido estudios universitarios y de centros de producción, también tienen un gran uso industrial partes de estas como sus semillas que son utilizadas por la cosmetología y la medicina.
Precisamente para las apuestas que se ha trazado la Nación con los acuerdos comerciales y los tratados de libre comercio en marcha, tener claro cuáles son nuestras riquezas naturales es extremadamente importante, no es una tarea de poca monta ni se puede tomar a la ligera.
¿Tendremos completo el inventario de especies, de sus características, propiedades y sobretodo potencialidades de cada una de esos frutos y especies para la nanotecnología, la biotecnología, y las demás ciencias que están en pleno crecimiento en países desarrollados con miras a satisfacer las necesidades del ser humano en el siglo XXI?
Esa es una cuestión que por necesidad debemos tener en primer lugar de importancia los colombianos en las discusiones públicas, en los recintos de pensamiento, los círculos de poder, las universidades, el sector oficial, los medios de comunicación, porque tan solo con ese ejemplo del piedemonte amazónico y llanero, nos damos cuenta de que hay mucho por descubrir, conocer, explotar y por colocar como soporte del desarrollo real del país que genere mejores condiciones económicas de manera trasversal a toda la sociedad colombiana.
De nuestras especies vegetales, maderables y frutales del departamento que tanto conoceremos, que aproximación científica a sus potencialidades tendremos, de técnicas moleculares, vale la pena comenzar a preguntarnos y dejar la posta de la inquietud a las nuevas generaciones para que salgamos del viejo y ortodoxo pensamiento rural de siembra, coseche y venda lo mismo de siempre.
La riqueza y variedad de la Amazonia colombiana no tiene límites. Hay que reconocer que muy poco conocemos los colombianos sobre esta franja del territorio nacional llena de biodiversidad y riqueza natural.
Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ - GERSAN-
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