La lección de James

Nelson Germán Sánchez

Uno piensa que el fútbol solo despierta pasiones, alegrías, tristezas y otros sentimientos. Pero no. Sin importar lo que haya pasado con la Selección Colombiana de Fútbol en la Copa América de Chile, es decir, que estemos o no clasificados como terceros del grupo C a los octavos de final, muy gallardo, transparente y una enorme lección para el país fue lo que dijo James Rodríguez al término del partido con Perú.

“No jugamos bien, y cuando no se juega bien, no se hacen las cosas bien, entonces quedamos dependiendo de otros”; más allá que para la “familia del fútbol”- ese especie de gueto con características mafiosas y altamente corrupta que descubrió la Fiscalía y el FBI norteamericano- resulten palabras al término de un juego producto del dolor, lo dicho de manera franca por este joven jugador es toda una lección de moral nacional.

En vez de estar tapando a punta de comentarios fofos o señalando a amigos o enemigos del fútbol y de la Selección, el jugador formado en estas tierras, la verdadera estrella del equipo y una de las figuras a nivel mundial de ese deporte, llama las cosas por su nombre. Pone el descubierto que lo que se ve en la cancha es un equipo distinto, con mucha gente nueva, a la cual le hace falta nivel, que se mantiene allí más por corazón y afectos del DT, rosca u otras “razones de esas ocultas del fútbol”, que porque se merezcan hacer parte de los convocados.

James pone sobre el tapete una verdad de a puño, que hay muchos que no están en su momento como Falcao, que no pueden estar hasta que vuelven a subir o que simplemente su momento pasó y se tienen que ir; que hay otros colados sin continuidad futbolística y que hay muchachos que necesitan más fogueo y no aprovechan las oportunidades, por tanto deberían ir para fuera.

Digo que es una lección enorme la de James para el país el hecho de llamar las cosas por su nombre, sin maniqueísmo; por ejemplo, reconocer que el proceso de paz no va para ninguna parte y sólo le sirve a un sector de la guerrilla (porque hasta con desfachatez y descaro absoluto nuestro Presidente reconoció en los medios que hace un año no tiene avances reales. ¡Que vergüenza! Y no me vayan a salir ahora con el cuento tonto de amigos y enemigos de la paz. La verdad no pelea con nadie).

O cuando no se niega la manera descarada, ramplona, sinvergüenza, que desde el Gobierno se le hace a la campaña presidencial al politiquerito y peligrosillo Vicepresidente que hoy tenemos y más bien se le llama de otra manera, “responsable de la infraestructura y modernidad del país”. Ja. Cuantos James hacen falta para decir lo que es.

O al decir, que el sector que nunca pierde, se enriquece día a día a costa del trabajo, el sudor y la pobreza de muchos es el financiero, al cual nadie le mete mano porque todos nuestros mandatarios nacionales (Todos, incluido el venático Uribe), tiemblan, sudan, gimen y se le ponen de rodillas y los lamben. No hay ni un solo James que haya llamado la cosa por su nombre: Abuso y usura.

Ni que decir de la reverencia llorona del Estado en su conjunto a las multinacionales que explotan los hidrocarburos y el sector minero-energético, que se llevan enormes ganancias y dejan aquí el tierrero, el problema medioambiental y las necesidades de las comunidades. Cuando aparecerá un James, que diga la cosas como son.

Lo que debemos buscar es que existan más James, que se expresen más, que con sinceridad y sin ningún tipo de cálculo digan lo que es y como es, para que la conciencia colectiva comience a crecer. Qué bien muchacho, con todo y tu tartamudés habla más diáfano y claro que muchos por aquí.

Comentarios