Los resultados de la primera encuesta sobre la intención de voto de los ibaguereños elaborada por un medio de comunicación nacional, el noticiero CM&, de alguna manera es muy significativa.
Demostró que la Alcaldía de Ibagué está para cualquiera de los cuatro candidatos: Guillermo Alfonso Jaramillo (ASI), Jhon Ésper Toledo (CR), Ricardo Ferro (movimiento de ciudadanos) y Rubén Darío Rodríguez (PL), es decir, cualquier tiene opción de llegar al sillón de don Andrés López de Galarza en el Palacio municipal.
La razón es muy sencilla: el primero lleva 21 por ciento, el segundo 18, el tercero 15 y el cuarto 12 por ciento, lo cual quiere decir que con un margen superior de error del cuatro por ciento, como lo evidencia el Centro Nacional de Consultoría en su ficha técnica, los tres primeros están en empate técnico y un cabeza a cabeza electoral, y el cuarto está muy pegadito de los punteros.
Pero lo más interesante, además de no estar nada definido todavía a exactos 61 días de la elección del 25 de octubre próximo, es el hecho de que el 12 por ciento de los encuestados votaría en blanco y el 15 por ciento no sabe aún por quién votaría, por tanto, el espacio de margen y crecimiento electoral para todos es amplio.
No se debe perder de vista que una encuesta es como la foto de un momento particular, es decir, no señala nada más que eso, que es estática y no dinámica. Además, que los resultados de la misma dependen, como ampliamente lo han explicado las firmas encuestadoras, del método que se utilice para consultar al entrevistado, las preguntas, las técnicas y demás; por ello, con encuestadoras distintas, los resultados son distintos tantas veces. Un ejemplo, no es lo mismo un universo de muestreo pequeño, mediano a uno grande; que se aplique a un target group de ciertos estratos sociales o condiciones socioeconómicas, por niveles de estudio, género y demás.
Tampoco, si la encuesta se hace a ciudadanos en general o a quienes han votado para Alcalde y definitivamente piensan votar esta vez, o si se pregunta para quienes no han votado y lo harán por primera vez o aquellos que simplemente creen que votarán pero que no lo tienen decidido aún. La encuesta, al ser un instrumento, puede ser direccionada o aplicada con un sentido u otro, lo cual no quiere decir que esté mostrando resultados que se deban analizar.
Además, se debe recordar que la encuesta en sí misma se convierte en un arma de estrategia política electoral, más que en cualquier otra cosa, una herramienta de imagen y de despertar fervor o desesperar al otro, más que en un hecho cierto ininmutable.
Por eso, el hecho que de exista ese empate de cuatro es interesante porque nadie es ganador ni va a la cabeza holgadamente, lo que también se nota es que hay un claro crecimiento de voto de opinión, de voto ciudadano, de voto castigo, en el hecho de que dos de los candidatos: Ferro y Jaramillo, se hayan presentado como independientes, cívicos y el primero de ellos avalado por firmas directas de los ciudadanos, el segundo sí de tradición política. Rodríguez y Toledo, por el contrario, representando las banderas partidistas, de casas políticas y tradición electoral. Ese es el fenómeno que es bien interesante para analizar, por primera vez en la ciudad.
El que en esta puja se descuide dos segundos, desaprete la agenda en barrios y mediática, o se equivoque por desespero o sobradez: perderá. Nada está dicho aún.
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