Cumplida ya la jornada democrática y con los resultados más claros que hace ocho días, ya se sabe que los nuevos mandatarios departamental y municipal, son en su orden Óscar Barreto Quiroga y Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez.
Lo que se debe hacer ahora es rodearlos en sus gestiones, pedir a los perdedores que con gallardía reconozcan que perdieron, que deseen éxitos a los que ganaron, que ofrezcan sus programas políticos o algunas de sus iniciativas para ser incluidas en los planes de desarrollo y de gobierno de Barreto y de Jaramillo, que incluso ofrezcan a algunos de sus coequiperos más brillantes como ejecutores y planificadores, para que ayuden a estructurar la ruta. Todo por una sencilla razón, si a ellos les va bien, a Ibagué y al Tolima, igual.
No es posible estar escuchando a estas alturas imbecilidades como que haré gabinete a la sombra, o me dedicaré a la oposición o me ganaron por corruptos -si de eso hay pruebas deben ser entregadas a las autoridades respectivas-, la lección de los ibaguereños a las castas politiquillas tradicionales, las familias gamonales, los grupúsculos incrustados en las administraciones regional y sobre todo local, es que se cansaron, que estos comenzó a cambiar, existen nuevas lecturas, nuevas miradas, otras posturas y ópticas sobre el ejercicio público y del poder que llegaron para quedarse. Una especie de bocanada de aire fresco en el ejercicio democrático local.
De esos jóvenes empresarios, profesionales independientes, docentes, comerciantes y ciudadanos de a pie, tienen que aprender grandeza perdedores y ganadores, entender el mensaje e ir en esa vía del cambio y la renovación.
A propósito de fresco, qué buen ejercicio de periodismo moderno, análisis mordaz, llamado a la consciencia que hicieron blogs como El Tortugazo, de Daniel Giraldo; el portal El Olfato, de Luis Eduardo González, y la página web www.elnuevodia.com.co. Que a propósito algún candidato perdedor o el alcalde que va de salida anunciaron demandarán por supuesta persecución y le achacan alegremente la culpa de su fracaso político y de sus propios errores de gestión.
Felicitaciones para todos ellos, a quienes me precio de conocer y de quienes fui docente o compartí periodísticamente, se convierten en referente de denuncia periodística, que se puede ser independiente, coherente, con sentido de responsabilidad social informativa y vocación de servicio.
Por último, es necesario recordar a los nuevos mandatarios que son eso, mandatarios, es decir, deben estar obligados al mandato del pueblo, no son ni reyes ni emperadores ni monarcas, si no están para ser mandados; y eso hay que repetírselos permanentemente para que no se crean más de lo que simplemente son: servidores públicos, o sea del público y para el público. Más allá de su temperamento venático, que se despeluquen por nada, griten, confundan el carácter con el mal genio para mandar, se les debe precisar que gobernarán para todos y no para sus propios caprichos ni bolsillos.
No se trata de que vayan a emprender una pelea a muerte con los otros grupos políticos para arrasarlos de la faz del Tolima, utilizando la chequera del erario público y jugando con el hambre de la gente, postergando la solución a sus necesidades; tampoco de que vayan a convertir sus palacios es centros de ideología politiquera de izquierda o de derecha que son igual de malas y así quedó demostrado en el país, en su historia reciente, sobre todo en Bogotá. No van a dejar de ser quien son ni lo que son, pero deben dedicarse a trabajar y no a fungir de caudillos desde Palacio del Mango o al Palacio municipal. Una cosa es que vayan a ser mandatarios “showseros”, otra cosa que actúen como Cantinflas gobernando.
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