Es muy triste el cuadro que se observa actualmente del río Combeima a la vista de todos nosotros, pero de manera especial a la de la Alcaldía de Ibagué, del Ibal y la Corporación Autónoma Regional del Tolima.
No solamente es evidente la disminución de su caudal, también se observan enormes playones, deforestación y un río de piedras en lo que antes era su torrentoso cauce, pero que hoy ocupan basuras, desperdicios, desechos y escombros hasta más no poder. ¿Será que en las múltiples salidas que está haciendo el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo con su equipo de fotógrafos a visitar cuanto sitio hay en Ibagué y hacer “show” mediático, no se podrá echar una pasadita por el río Combeima y se toma varias selfis para las redes sociales y crear así más conciencia acerca de esta problemática?
Nadie de su equipo o él habrá pasado hacia el Sur de la ciudad últimamente, o es que desde el día que colgaron la valla publicitaria con la que desea felices fiestas a los ibaguereños, cerca del CAI ubicado en el barrio Combeima, no volvieron a mirar hacia el cauce del nuestro río.
Se comienza uno a preguntar si existe algún problema de visión, uno óptico, para no ver que lo que antes ocupaba el agua ahora lo ocupan enormes montículos de basura. ¡Por Dios! Una brigadita de aseo y recolección de inservibles no caería mal en estos momentos, no solo por un problema estético sino, también, de salubridad y de simple sentido de respeto por la naturaleza.
Y luego de ello, promover una fuerte campaña ciudadana y con sentido ecológico para recuperar nuestro río, volverlo sagrado y ajeno a cualquier intento de seguirlo volviendo el patio de basuras de Ibagué. Además, se requiere detener esa serie de invasiones y barrios subnormales que se han extendido sobre su franja de aislamiento.
Igualmente, hacer un estricto control por las autoridades para evitar que escombros y desechos sean depositados, pero también que se premie o castigue a quienes viven en sus orillas, dependiendo de su comportamiento, porque son varios los que allí tiran sus sobrantes.
Igualmente, involucrar a juntas de Acción Comunal, líderes cívicos, colegios del área, grupos ambientalistas y voluntarios para trabajar por su conservación.
Con todo lo que nos está pasando climáticamente, el fenómeno de ‘El Niño’, los racionamientos de agua que seguimos padeciendo en varias comunas, la posibilidad de que todo empeore, es un buen momento de que el Alcalde lidere una iniciativa de este tipo y que ojalá en su plan de desarrollo la recuperación y conservación del río Combeima sea un eje principal y con la máxima asignación presupuestal de su cuatrenio. Eso esperamos todos. Se quede concebido como un eje de recuperación ambiental, paisajístico, de preservación y, ¿por qué no?, por fin un atractivo para la ciudad en su parte urbana.
Alcalde y autoridades, el río Combeima los aguarda con sus brazos abiertos, secos, pero abiertos.
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