La fortuna de Fortunato

Fortunato es un hombre que hace de todo y no hace nada. Es rico en recuerdos y anécdotas, como todo fracasado, pero nunca logra salir a flote.

Son muchas sus historias, casi todas increíbles, abruptamente inconclusas, pero es un hombre que no se deja arredrar por la desgracia ni lo consume la tragedia, por el contrario, siempre resurge animoso para enfrentar los retos que le proporciona la vida.

Son múltiples los personajes que se acumulan en la vida de Fortunato, casi siempre de su misma condición, bellas mujeres caídas en oficios de supervivencia, contrabandistas, asesinos y ladrones, músicos, estafadores, cantineros y bucaneros, rebeldes sin causa, como un panorama de este país que ya debiera haberse transformado pero que insiste en la desigualdad como norte de su política.


¡Ah!, me refiero a Fortunato Lezna, protagonista de la novela “El robo de la cañonera”, la más reciente novela publicada por Héctor Sánchez.


Y es que Héctor ha sido abanderado de los sin voz y los sin letras, de los fracasados que en la vida han sido, los ilusos, los toderos, los soñadores fabulosos de proyectos que se truncan por motivos sorpresivos. Un fabulador de las causas perdidas.


Así lo ha demostrado en su narrativa, hecha realidad en novelas y cuentos que le han dado la vuelta al mundo y han hecho de él uno de los escritores más reconocidos de la literatura colombiana.


Pero lo que debiera ser una tragedia, una desgracia nunca consolada, una invitación al llanto, se convierte en un goce por la magia de la narración. Y es que Héctor recurre, otra de sus habilidades, a la ironía, al fino humor para convertir cada fracaso en punta de lanza de otras esperanzas.


Y aunque el panorama pareciera ser el del hundimiento total, la picardía viene a fungir de salvadora permitiendo que el lector entre al goce de una historia que atrapa desde el principio.


Es la fortuna de Fortunato, paradigma de la lucha por la supervivencia, poseedor de la inteligencia necesaria para encontrarle salidas a las privaciones y hacer de cada pérdida una posibilidad para el amor. Porque Fortunato ama a las mujeres con un amor desordenado, incondicional y siempre libre.


Pero no es Fortunato quien se roba la cañonera, como el lector espera que suceda, sino el cabo Aristóbulo Mesa, otro de tantos ilusos que inician su propia revolución, y culmina en el desmadre de la anarquía, como sucede en este país, olvidado de la mano de Dios.


Hay que leer esta novela de Héctor, bien escrita, enriquecida con la gracia del humor, obra que viene a refrendar el ya ganado prestigio de un hombre que siempre ha dado su batalla a muerte por la literatura.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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