La feria de las oportunidades

Aún me parece increíble que en un país democrático como Colombia, la democracia esté solamente en el papel.

Lo digo porque la igualdad de oportunidades no es propiamente una bandera para estimular el talento colombiano en los diferentes eventos, tanto económicos como culturales, que se llevan a cabo en el país en diferentes épocas del año.

Es claro que obedecen más una táctica económica que a una lógica de proyección y desarrollo artístico de nuestros creadores.


Ahora que estamos en la Filbo (Feria Internacional del Libro de Bogotá) las palabras de introducción anteriores me sirven para ejemplificar el desequilibrio.


Los grandes conglomerados editoriales, y por supuesto económicos, acaparan todos los medios de divulgación para su propio beneficio y desplazan –¡Santo Dios, otra clase más de “desplazados”!– autores y obras que no concuerdan con sus ideales de sociedad y de atesoramiento de riquezas.


Y la gran mayoría de colombianos, aunque siguen produciendo sus obras a pesar de ese desequilibrio, quedan por fuera de tales oportunidades de divulgación, dejando sus creaciones en manos del azar, cuando no condenadas al olvido.


Televisión, Prensa y radio –más por razones económicas que éticas– ignoran el trabajo silencioso y honesto que hacen los escritores por ingresar en el circuito de la lectura de sus obras.


Y enfrentan casi minusválidos el derroche informativo de otros que se abrogan el derecho de ser los elegidos en una época en que la democracia es sólo de bolsillo y favorece sus intereses particulares.


En un momento en que centenares de libros publicados por colombianos, independientes de los emporios multinacionales, requieren llegar al cedazo de la lectura, la ciudadanía ansiosa de novedades es bombardeada por la información de unos pocos títulos que les hacen creer, sin mucha profundidad, que esos son en realidad los mejores, los que deben comprarse y, por supuesto, leerse.


¿Cómo no es noticia nacional que una editorial independiente, y para más señas Caza de Libros de Ibagué, presente en la tan anunciada Feria cincuenta y cuatro novedades y por encima de ella otras lancen si acaso 10 nuevos títulos y tengan más divulgación, más imagen en pantalla, más fotos en periódicos y más presencia en la radio?


No es noticia nacional. Suena más a queja que a un pedido de elemental justicia, aunque sabemos que la justicia en este país es sólo para los de ruana.


El ladrón de una gallina es condenado a pagar ocho años de cárcel mientras el ladrón de cuello blanco lo es a un año por robarse miles de millones, con disculpas por tamaña condena.


¿Acaso la posibilidad de divulgación no es parte de la democracia? Tal vez lo sea sólo en el papel y la Feria de las oportunidades apenas se acerque a la categoría de sueño.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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