Los escritores y sus libros

Benhur Sánchez Suárez

Los libros son de nuevo los protagonistas por estos días. Y los escritores, por supuesto. No sólo aquellos libros que se imprimen en papel, como ya los conocemos todos, sino también los digitales, ese nuevo soporte que ha transformado la lectura y la manera como se divulgan los libros en el mundo. Convivirán, no sé cuánto tiempo, pero seguirán los dos soportes entregándole conocimientos y diversión al género humano.

Este protagonismo sucede por la nueva versión de la Feria Internacional de Libro de Bogotá, Filbo, la 32, del 24 de abril al 6 de mayo, donde están convocados los amantes del libro y la lectura al tradicional recinto de Corferias.

Feria entre cultural y comercial, en la que comparten espacios los escritores de ficción con los científicos, los arúspices del bien y los adalides del goce y la diversión.

Bonito motivo para aperarse de buenas lecturas para el resto del año, no sólo aquellas que la propaganda y los medios divulgan hasta la saciedad sino también aquellas que se producen en las regiones, de escritores igualmente valiosos pero desconocidos en el ámbito nacional, precisamente por falta de divulgación.

En este aspecto no ha habido, no hay y no habrá, creo yo, equidad para estos últimos. El que paga es el que se muestra, no hay alternativa.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que Feria es “mercado de mayor importancia que el común, en paraje público y en días señalados”. Por tanto, Feria del Libro es la reunión de todos los libros posibles para ser mostrados y vendidos. Y, por supuesto, así como hay amantes que se preocupan por hacerlos bien, también los hay que son mercachifles del papel, a quienes les importa un comino la calidad de la escritura y del contenido. A estos lo que les preocupa es la apariencia atractiva y el título llamativo para vender al por mayor.

De todos modos el libro es una mercancía. Sólo que no se debe vender como se venden calzones o jabones, porque detrás de cada uno hay un ser pensante, un creador, alguien que quiso contar o descubrir una historia. Y esto sucede porque en una feria hay diversidad de ofertas. Lo curioso es que cada oferente cuenta con seguidores y compradores y, al final, habrá estadísticas que nos indiquen que hubo buenas ventas, que los monopolios siguen engordando pero que, también, los escritores menos conocidos vendieron unos cuantos ejemplares y cada cual hablará después, bien o mal, dependiendo de cómo le fue en la Feria.

En la Feria estarán de nuevo el Tolima, con su stand departamental, Pijao Editores y Caza de Libros, que serán otra vez, con sus nuevos títulos, una grata sorpresa nacional.

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