Las huellas de Fabiola son como relámpagos. Iluminan, golpean y dejan una sensación de derrota y de triunfo al mismo tiempo, de la que no nos es posible evadirnos con tanta facilidad, como cuando se lee un libro de aventuras.
De derrota por lo inexorable de la vida, las pérdidas sufridas, los abandonos desatados, los sentimientos aplacados a fuerza de realidad; y de triunfo porque, al fin y al cabo, a medida que transcurren los versos, como días que pasan veloces y sin retorno, se va dejando testimonio de un universo interior que se ha ido construyendo con amor y paciencia, en últimas con sabiduría, en lo que pudiéramos llamar el triunfo de la palabra.
Triunfa la palabra sobre la derrota, la sensación de frustración y pérdida, para erigirse en una cortina de imágenes que inauguran el territorio de la esperanza.
Y es que Fabiola nos obliga a identificarnos con cada uno de los fogonazos con que nos acosa desde el mismo momento en que abrimos el pequeño libro de poemas, que lleva por título precisamente “Huella y silencio”.
Por ejemplo, en el poema titulado “Calla”: “Escucha al silencio / cuando te habla; / en él, las ideas / tumultuosas / se desbordan / en fantasías. / Escucha al silencio y calla tu tormenta”. (p. 8)
El título del libro no está en plural. No es huellas. Es huella, porque es definitiva. No son muchas, como cuando caminamos por la arena, ya sea de un río como el Guarapas o de una playa de la costa Caribe. Es esa que está enraizada en el corazón de todos los que respiramos el mismo aire y absorbemos el mismo paisaje, tan lleno de historias y años y polvo y aventuras.
“Vuelvo a mirar, / aún estás ahí, / disipando / dudas / metafísicas. / Y a trechos / caminamos / sin volver / a ser los mismos/ (“Duda”, p. 45).
Esa brevedad tan contundente hacen de Fabiola Peña Ortiz, pedagoga, poeta, cronista y compositora, natural de Pitalito (Huila), una maestra de la concisión, y de ahí esa sensación de relámpago, de haz de luz que ilumina y al mismo tiempo abandona la imagen para dejar la impronta del vacío como única respuesta al hecho de vivir.
“Si vuelvo / no queda mucho / por decir. / Si vuelvo / ¿encontraré en ti / lo mismo?” (“Al volver”, p. 44)
Fabiola Peña Ortiz, quien se desempeñara como profesora de la Normal Superior de Pitalito durante varios años, agrega este poemario al acerbo de sus libros poéticos ya conocidos, “Universos” y “Gotas de silencio”.
También hace parte como coautora de obras como “Ole, Pitalito en crónicas” y “Relatos de Pitalito, dos siglos de historia”, entre otros.
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