Un rasgo constante del ciudadano Álvaro Uribe Vélez, a lo largo de su intensa vida pública, es su capacidad de ponerle cara a las dificultades.
Renunciando a su curul como Senador de la República (siendo el candidato más votado en las elecciones parlamentarias pasadas) con el fin de disponer sus principales energías para defenderse ante la apertura de investigación formal que le hace la Corte Suprema de Justicia, el ciudadano Uribe Vélez no está perdiendo batalla alguna, está inaugurando otro frente de lucha, que librará, como debe ser, dentro de los términos institucionales pertinentes y con el legítimo derecho que le asiste para optimizar su estrategia de defensa ante las instancias que queden concernidas en este suculento caso de justicia politizada y política judicializada.
Algunos rasgos del contexto en que deberá defenderse el ciudadano Uribe Vélez:
1) Un país donde los falsos testigos, en no pocos casos, se han convertido en oráculos precipitadores de acciones ejecutadas por nuestros administradores de justicia.
2) Un país cuyas autoridades nacionales, por décadas, vieron crecer el fenómeno paramilitar con una actitud pusilánime e hipócrita, fenómeno que solo se pudo enfrentar y contener con la Ley de Justicia y Paz, primera expresión de justicia transicional concebida por Colombia después de adherir al Tratado Roma, misma que se concibió e implementó precisamente durante la administración Uribe Vélez, único Gobierno nacional que puede afirmar con orgullo, que logró someter a la cúpula paramilitar en Colombia.
3) Un país donde los debidos procesos quedan opacados por el afán de la justicia en filtrar sus providencias y decisiones a los medios de comunicación antes de quedar debidamente perfeccionadas.
4) Unos sectores de oposición cuyas más ambiciosas miras se reducen a ver al ciudadano Uribe Vélez en la cárcel y se indignan porque éste decide ejercer su inalienable derecho a defenderse, sin autoincriminarse, como sus detractores sueñan que lo haga ante una novel JEP, instancia con un largo trecho aún por recorrer para ganarse la confianza de todos los colombianos.
Un contexto agreste para que el ciudadano Uribe Vélez ponga de nuevo a prueba su capacidad para afrontar dificultades. Seguramente saldrá avante, tiene como hacerlo, es menester hacerlo, porque la paz y la reconciliación en Colombia pasa por abrazar y convocar también a los colombianos que nos sentimos interpretados por el proyecto político que él ha liderado y cuyo cuerpo de doctrina, estilo de gestión y grupo humano organizado, son ya expresión del capital social y político del Centro Democrático.
Con Iván Duque como Presidente electo, con bancadas importantísimas a nivel nacional y regional, el Centro Democrático, para mi gusto, uno de los mejores legados del ciudadano Uribe Vélez, ya tiene momentum histórico y vuelo propio para seguir trabajando consistentemente por el Bien Común, sin duda, el mejor homenaje que se puede hacer a su fundador.
Ciudadano Uribe Vélez, adelante ante las dificultades. Centro Democrático por el bien común.
Comentarios