Sobre la consulta anticorrupción

Alfredo Sarmiento Narváez

Soy amigo de apelar al constituyente primario para que se pronuncie sobre temas de interés general. Sé de los riesgos que entrañan estos recursos de la democracia directa cuando se manipulan para legitimar dictaduras, o para dar paso a causas populistas que prometen soluciones mágicas a problemas sociales complejos.

En Colombia, el uso de estas formas de democracia directa han tenido una común consecuencia a saber: han profundizado las fracturas sociales y no han dirimido a fondo los temas que fueron objeto de convocatoria; pasó con el plebiscito por la paz en el 2016.

Al percibir la creciente polarización respecto al plebiscito para refrendar los acuerdos de la Habana tuve a bien escribir y sugerir entonces a mis conciudadanos: ¨Vote Sí sin ingenuidad, o vote No sin rabia, o absténgase sin indiferencia¨.

Teniendo en cuenta que el próximo domingo 26 de agosto de nuevo el constituyente primario es convocado a través de una consulta a pronunciarse sobre siete puntos específicos que según sus promotores apuntan a luchar contra la corrupción, vuelvo a repetir la misma fórmula: ¨Vote Sí sin ingenuidad, o vote No sin rabia, o absténgase sin indiferencia¨.

Lo hago al percibir que en esta ocasión se está incurriendo en el mismo error que se cometió durante el debate del plebiscito por la paz del 2016: la descalificación de los que piensan diferente.

Los que en el 2016 invitaban a votar no o a abstenerse fueron calificados de enemigos de la paz y guerreristas, a los que proponían votar Sí se los calificaba de profarianos, entreguistas etc. Hoy pasa algo análogo. Aunque creo que la consulta difícilmente alcance el umbral, viene dejando otra fractura social entre los colombianos; si usted vota No o se abstiene es porque usted es un corrupto o cómplice de los corrupción, si usted vota Sí a la consulta es porque usted está promoviendo campañas izquierdistas futuras con nombre propio en beneficio de sus promotores.

Me temo que la consulta va a dejar otra herida que se sumará a esa torpe división entre amigos y enemigos de la paz, en este caso, entre amigos y enemigos de la corrupción. Espero estar equivocado.

Con sus iniciativas legales, el Gobierno del Presidente Duque hace bien en ir creando instrumentos de la lucha contra la corrupción para no quedarse a la espera de los resultados del próximo domingo; la Vicepresidencia asume entre sus responsabilidades liderar esta causa, con énfasis en prácticas educativas y culturales que promuevan la probidad.

Hay que tener resultados claros al respecto, para evitar que en el 2022, algún mesías haga de la corrupción un caballito de batalla populista para viabilizar su agenda electoral, como lo hizo Chávez en el vecindario.

Yo en particular, me abstendré de participar en la consulta.

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