Estados Unidos: un deplorable caso de educación superior con ánimo de lucro

Para crear un sistema de educación superior con ánimo de lucro hay que fomentar los agentes de oferta y demanda. En Estados Unidos las élites empresariales han reforzado este nicho que permite su prestación de distintas formas con inversiones de bajo costo: presencial; en asociación entre instituciones, incluidas alianzas público-privadas; las franquicias y la virtual (por Internet).

Bill Clinton es canciller emérito de Laureate Education, el “prestador líder de educación superior en el mundo” y donde participa “KKR, cuarta firma de capital privado del mundo”; Jeb Bush es miembro del Consejo Asesor de Whitney University System, que atiende 150 mil estudiantes en línea, y Phoenix University, la mayor de Estados Unidos, asociada a The Carlyle Group, “tercera firma más grande de capital privado del mundo”. (Francisco Piedrahíta en www.fenalprou.org.co)

¿Cómo crear demanda? Mediante el crédito educativo, cuyos clientes crecen al dos por ciento anual. Según www.finaid.org, dos tercios de los estudiantes tienen préstamo y el monto promedio es de 27 mil 800 dólares. Estos promedios suben en las instituciones privadas con ánimo de lucro, donde el porcentaje de deudores es del 96 por ciento y la deuda de 30 mil 909 dólares.


Desde que existe este programa, se han colocado 1.7 billones (millones de millones) de dólares y el monto en 2011 es superior al billón, más que el fondo rotatorio de todas las tarjetas de crédito, y el doble que hace diez años. También crecen los casos de impago que superan el 8.8 por ciento y esa proporción sube en estudiantes de instituciones con ánimo de lucro, de ingresos bajos y programas virtuales.


La perspectiva de cumplimiento en el pago es negativa. Algunas crónicas hablan de casos donde el crédito inicial de 250 mil dólares subió a 555 mil; que encontrar empleo con la crisis económica, para abonar a las deudas, se ha dificultado y que muchos protestantes de Occupy Wall Street están afectados por “la burbuja de la educación”, peor que la de las hipotecas. El eventual estallido ha movido a Obama a proponer que sólo se pague durante 20 años (¡increíble!) y que las cuotas no excedan el 10 por ciento de los ingresos del deudor.


La burbuja se infló con la reducción del presupuesto estatal y el traslado de los costos a los estudiantes vía alza de las matrículas, que ha sido del 400 por ciento, en dólares reales, entre 1985 y 2005. Esa burbuja afecta las decisiones de vida futura de los deudores para formar pareja o adquirir vivienda. El ejemplo estadounidense muestra quienes son los ganadores y perdedores de la educación con ánimo de lucro, más allá del daño a la calidad educativa o al deterioro del mercado laboral profesional. La Mane, Ascun y Fenalprou tienen sobrada razón para su movilización.

   



Credito
AURELIO SUÁREZ MONTOYA

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