Para resolver estas preguntas valgámonos de Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, quien define que las economías sufren de Enfermedad Holandesa cuando la industria manufacturera, afectada por la revaluación y las importaciones baratas, entre otras, no retorna a niveles de desempeño previos al ciclo de auge de extracción y exportación de materias primas.
El crecimiento de 2011 se funda en un alza del 14.3 por ciento en minería e hidrocarburos y del seis por ciento, y algo más, en servicios complementarios como transporte y comercio. Predominan, junto con los servicios financieros, que como subsector se incrementó en el 11.4 por ciento y, entre finanzas y actividades extractivas, no remuneran ni el seis por ciento del empleo total, menos que la mitad de las cadenas agro-industriales, y utilizan escasamente el cinco por ciento de todos los bienes producidos nacionalmente, como se constata en las matrices insumo-producto.
La agricultura, la construcción, la electricidad, el gas, el agua y la industria crecieron por debajo del índice nacional. Con respecto a esta última, mientras entre 2004 y 2010 se crearon en toda la economía dos millones de empleos, la fuerza laboral industrial permanente sólo aumentó en 40 mil, el dos por ciento. La participación del trabajo en el producto industrial no ha logrado superar el nueve por ciento y una evidencia de la caída del sector es que, si bien en 2007 cada peso invertido en activos fabriles produjo $1.62, en 2010 sólo alcanzó a $1.38. La utilización de la energía eléctrica en las fábricas apenas creció el uno por ciento entre 2007 y 2010. El crecimiento del último trimestre, 0.9 por ciento, fue el peor de 2011, similar al del mismo periodo en 2006 y 2009, e inferior al de 2010. En enero de 2012 continuó la desaceleración. En cuanto al comercio exterior, las importaciones crecieron el 21.5 por ciento y las exportaciones el 11.4 por ciento, bienes importados captan mercado interno que no se compensa con lo conquistado en los externos y todavía están pendientes los desiguales TLC.
Por falta de una economía consolidada, la rotación laboral es muy alta, y de 10 puestos creados en la manufactura sólo 6.8 sobreviven. Esto, a su vez, genera impacto en las familias y por eso sólo el 11.5 por ciento de los hogares declara que los ingresos cubren más que los gastos mínimos (ECV, Dane, 2010).
En conclusión, la cifra del crecimiento no es soportada por adelantos de la economía sino, por el contrario, por su destrucción. Como la persona que percibió más ingresos cuando empeñó la lavadora y la estufa para comprarse un televisor LED 3D de 70 pulgadas.
¿Deber estar Colombia orgullosa del crecimiento económico del 5.9 por ciento en 2011? ¿Está fundado en mejoras sostenibles de la productividad o es debido a la explotación más intensiva de los limitados recursos naturales?
Credito
AURELIO SUÁREZ MONTOYA
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