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Según información conocida por La W Radio, el coronel Benjamín Núñez Jaramillo, quien desde agosto fue trasladado a la cárcel de Ibagué, Coiba de Picaleña, goza de ciertos beneficios y privilegios por haber sido un alto oficial, encontrándose protegido en el pabellón especial de exfuncionarios, en el bloque Siete.
Señala el medio nacional que “supuestamente desde que llegó al Coiba ha recibido beneficios del director del complejo de Ibagué, el capitán en retiro, Miguel Ángel Rodríguez Londoño, quien presuntamente le ha permitido recibir varios elementos para que se sienta cómodo en el pabellón. Como el ingreso de un televisor, una guitarra, radio, un colchón especial, entre otros elementos”.
La W publicó en su página web el memorando en el que el director de esta cárcel firma y autoriza entrar varios elementos y alimentos, entre ellos: “lechona, salmón tostadas, galletas, milo, una dieta bien particular”.
Además se le ha concedido la autorización de varias visitas libres y sin requisitos, entre ellas la del exdirector del Inpec, Gustavo Adolfo Ricaurte, quien de hecho es su pariente político.
De Ricaurte se conoce que la Fiscalía le imputó el delito de celebración de contratos sin el cumplimiento de requisitos legales por aparentes irregularidades en un convenio que no tenía aval del Ministerio de Educación, y con el cual paramilitares se graduaron de abogados.
“Benjamín Núñez se encuentra casado con la hija de este general en retiro y exdirector del Inpec. Ricaurte lo visitó con familia y amigos, y según fuentes de la W, recibieron todas las atenciones del director de la cárcel de Ibagué, Miguel Ángel Rodríguez Londoño, quien en su fin de semana de descanso fue hasta la cárcel para que no hubiera problemas con estas visitas. Además, nos dicen que el director de Picaleña afirma que atiende ordenes de: ‘arriba’ y que, tiene autorizaciones para brindar estas atenciones especiales”, señala el medio radial que buscó al director de la cárcel sin obtener respuesta.
¿Falso positivo?
BOGOTÁ, COLPRENSA
La Policía nacional se vio enlodada por un escándalo de amplias proporciones, luego de que el coronel Benjamín Núñez fuera enviado a la cárcel, de manera preventiva, por el homicidio de tres jóvenes en el corregimiento Chochó, Sucre.
Las víctimas de este caso son Jesús David Díaz, de 20 años de edad; José Carlos Arévalo, de 21 años; y Carlos Alberto Ibáñez, de 26 años, quienes en un principio fueron presentados como integrantes del Clan del Golfo en respuesta al plan pistola que adelantaba la organización criminal.
Entre los primeros resultados que empezaron a desenmarañar este caso se encuentra la necropsia medicolegal practicada al cuerpo de las víctimas, donde se evidenciaron varias heridas por proyectil de arma de fuego en tórax y espalda, que fueron las que causaron su muerte instantánea
También se evidenció que los tres jóvenes fueron objeto de lesiones por trauma contundente en cabeza, cara, cuello, tórax, abdomen y miembros superiores, así como lesiones por trauma cortopunzante.
Estas lesiones, por sus características, llamaron la atención de los investigadores, ya que daban cuenta de violencia física ejercida con la finalidad de producir dolor. Además, demostraban que las víctimas se encontraban en un estado de indefensión.
El detonante, tal vez el más impactante, fue el hallazgo balístico que demostró la frialdad del atacante, puesto que los disparos con arma de fuego se habrían realizado a una distancia del cuerpo de los jóvenes de entre 30 a 60 centímetros.
En su momento, la Fiscalía entregó el testimonio de dos policías, quienes aseguraron que había sido el coronel Núñez el perpetrador del ataque a los jóvenes.
Según uno de los uniformados, el alto oficial disparó a quemarropa a un joven con su arma de dotación y luego a los otros dos que estaban del lado del platón. Relata que les dijo que se acostaran y les disparó en siete oportunidades cuando la camioneta estaba en movimiento.
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