El ‘Día del Sombrero Tolimense’ una oportunidad para exaltar la tradición, el trabajo de los artesanos y con ello preservar la identidad de la región.

Este elemento que acompaña a los campesinos y campesinas en sus labores, y para otros es un objeto para lucir e incluir en sus atuendos, especialmente durante estos días de fiesta, se comercializaron ayer en el Panóptico que se consolida como el escenario idóneo para dar a conocer las diferentes expresiones culturales. 

Detrás de cada sombrero tolimense, hay una persona, una familia, una asociación (Asopalguamo y Corartepalma entre otras) que adelanta un proceso para convertir la hoja de palma en arte funcional.

Así pues, esta redacción, se puso en la tarea de conocer la historia y el proceso que adelantan algunos artesanos diariamente y que ha conseguido pasar de generación en generación consiguiendo transformar vidas como también preservar costumbres. 

La guamuna, Luz Dary Betancourt, con la efusividad que caracteriza a quienes aman lo que hace, comentó, “estamos orgullosos de sentir nuestra tierra en el corazón y de lo que creamos. Hacemos cosas maravillosas para todos, conocemos cómo tratar el material, coserlo y darle el terminado que enamora a propios y visitantes”. 

De una palma de aproximadamente 10 metros algunas personas se encargan de seleccionar las adecuadas y la cantidad pertinente para no afectar la especie, se cocina, se despega, se asolea, el trenzado y de ahí se pasa el producto a la máquina.

De los 32 artesanos de Ibagué, Guamo y Armero Guayabal que participaron en el Día del Sombrero Tolimense, la mayoría manifestó que su primer acercamiento a la elaboración de este artículo se dio por medio de la mamá o la abuela.

Verlas en esa actividad de tejer, coser y demás les llamó la atención desde temprana edad,  les interesó y en el proceso de ver y practicar hoy son ellos quienes continúan con una labor que también es legado familiar. 

Recorrer cada ‘stand’ era una oportunidad de apreciar y dejarse deslumbrar por el trabajo hecho a mano, la palma real o de pindo además de ser usadas para elaborar sombreros, han sido base de billeteras, bolsos, aretes, tapetes, blusas con acabados en palma, entre otros elementos que evidencian la creatividad de los artesanos a la hora de potenciar su arte. 

Resiliencia 

La marca Interino, fue de las que más miradas se ‘robó’ por los colores llamativos, las formas y arreglos florales, entre otros que utilizan, además del sentido social y el trabajo de diversos actores sociales que se pueden percibir en un producto.

Miguel Baquero, propietario de la empresa, relató que él empezaba por proyectar el diseño de lo que quería, pues aparte del tradicional elabora otros bajo un concepto de moda que permite emplear estos artículos en diferentes eventos. 

Sin embargo, hacer las ideas reales han requerido el talento de artesanos de la tercera edad y de personas privadas de la libertad. 

“Recurrí a los adultos mayores para un proyecto que tenía, un encargo de unos sombreros, y me di cuenta de que a ellos les pagan muy mal por su trabajo artesanal, muchas veces esas personas están sometidas al precio que le pone quien maneja el mercado; me entra como la fiebre del sombrero y estando en eso tengo la oportunidad de ir a la cárcel de Espinal donde vi el trabajo de algunos presos”, indicó Baquero. 

Una idea que desde hace cuatro años es motor de empleo, trabajo en equipo y la fórmula para que algunas personas privadas de la libertad se alejen de las sustancias psicoactivas y entre todos desde diversas texturas materiales cuentan la diversidad cultural.

“Somos una amalgama de color, de emociones, experiencias de trabajo y pienso que el latino es un emprendedor innato y resiliente”, sostuvo el creador de Interino.

“El lujo latinoamericano está basado en lo que es la artesanía y vemos que las personas le están apuntando a adquirir los productos en los que prime” Miguel Baquero.

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