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Parte de los recursos públicos destinados para los adultos mayores del Atlántico con necesidades de atención psicosocial se habrían quedado en los bolsillos de Nicolás Petro y su expareja Day Vásquez a partir de contratos irregulares que ellos mismos gestionaron con la Gobernación y que ejecutaron a media máquina.
La expareja habría usado a la Fundación Conciencia Social cuyo representante legal es Gustavo de la Ossa, un exconcejal barranquillero que coordinaba los pormenores de la planeación, cronograma, ejecución y pagos de los contratos con la misma Day.
Pero la plata de estos, uno por 400 millones de pesos de 2021 y otro por 800 millones de pesos de 2022, no iba para los ancianos necesitados de los municipios de Soledad, Malambo, Baranoa y Sabanalarga.
Day Vásquez, con ayuda de De la Ossa y en coordinación con Petro (hijo) y un sujeto identificado como Pedro Name organizaban las partidas presupuestales para ejecutar solo el 35% de esos dineros públicos y quedarse con el resto en una repartija de la torta en la que los Petro–Vásquez se quedaban con la tajada más grande.
Así quedó consagrado en las revelaciones hechas por el fiscal Mario Burgos durante la audiencia contra ambos por la presunta financiación irregular de la campaña de Petro (padre) a la Presidencia. Fueron tales los hallazgos que el juez del caso compulsó copias para que se abra un proceso más contra ellos por el presunto delito de celebración indebida de contratos.
Las pruebas del fiscal Burgos salieron de los chats de Day Vásquez con el representante legal de la fundación y su expareja, conversaciones que datan desde el 5 de agosto de 2021 hasta el 15 de julio de 2022, en las que se mencionó a Raúl Lacouture (quien sería el secretario general de la Gobernación del Atlántico) y a una mujer llamada Elsa.
Según la Fiscalía, ella sería nada más y nada menos que la gobernadora del Atlántico Elsa Noguera, la baronesa política de Cambio Radical.
Pero el meollo de este asunto, por ahora, no es la Gobernación, sino cómo la expareja habría usado sus influencias para conseguir contratos con el sector público y la plata que se habría embolsillado de estos.
Mientras Nicolás Petro “sudaba” la camiseta de la campaña de su padre –término que él mismo usó para decir que sí estaba comprometido con su Presidencia– buscando plata con cuestionados como el exnarcotraficante Samuel Santander Lopesierra y la familia Hilsaca, Day Vásquez era toda una contadora de billetes de los contratos que se gestionaba.
Los contratos de Day Vásquez
“Estas personas se habrían concertado para manipular la adjudicación del contrato por parte de la Gobernación del Atlántico y en su fase de ejecución habrían realizado maniobras delictivas para entre estas cuatro personas apropiarse de los recursos adjudicados para la ejecución del proyecto que tiene como objeto la atención a adultos mayores”, se lee en una de las pruebas presentadas por las Fiscalía.
Los cuatro involucrados directamente en el hecho son De la Ossa, Name, Vásquez y Petro (hijo). Los dos contratos suscritos tenían como objetivo prestar atención psicosocial a las personas mayores para promover estilos de vida autónomos y productivos.
En lugar de hacer un concurso de méritos para contratar al personal que los ejecutaría, Day Vásquez y Pedro Name ponían las hojas de vida de los seleccionados, a quienes ponían a firmar acuerdos por una cuantía superior a la que les terminaban pagando para ellos quedarse con el dinero.
“Me dijo Pedro que ya había quedado todo organizado. Ya Raúl me llamó ahorita y me dijo que mañana va a mandar a que revisen todo para firmar”, le escribió Vásquez a De la Ossa el 5 de agosto de 2021. Ese Raúl sería Lacouture el secretario de la Gobernación.
Es más, el 9 de agosto Vásquez envió un pantallazo de su conversación con Lacouture en la que este le confirmó que estaban revisando la propuesta a la que le hicieron 19 comentarios, una solicitud que tenía preocupados a los presuntos corruptos porque, como se lee en los chats: “Si nos ponemos a especificar tenemos más mecanismos de control”.
Day pidió que una de las contratadas fuera su mamá, a quien le dio el cargo de asesora con un salario mensual de 6 millones de pesos, también a un primo suyo identificado como Kesey Samir Cuesta Rocha y a un médico al que le pagarían 2 millones de pesos para que en los papeles legales facturara 5 millones de pesos mensuales. Ese doctor solo tenía que ir a trabajar en las mañanas de cuatro días al mes.
A punta de gastos inflados, para 2021 se habrían embolsillado 120 millones de pesos para Day y Nicolás y 40 millones de pesos para Name y De la Ossa. Como el negocio les funcionó, Day escribió a Gustavo que: “Nos debemos sentar para cuadrar lo del próximo año. Yo me veo con Elsa, me voy a ver en estos días con ella, para ya organizar todo”.
En los chats no quedó documentado cómo se distribuyeron los 800 millones de pesos de 2022, pero sí que De la Ossa le reportó a Vásquez el pago de los anticipos de lo suscrito para ese periodo. Él se habría encargado de maquillar los cronogramas de ejecución de los proyectos para que pareciera que los psicólogos, médicos y terapeutas ocupacionales estaban trabajando para los ancianos cuando realmente ellos se estarían enriqueciendo con el dinero público destinado para los adultos mayores.
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