Caricias desatentas

Crédito: Internet Imagen de referencia.
«Una vez se establece una relación sexual, la mayoría de parejas (...) usan el tacto como poco más que una forma no verbal de comunicarse su disposición, o ruego de hacer el amor. Es algo más funcional y, más allá de la funcionalidad, su valor parece limitado y lo consideran (los hombres especialmente) como una pérdida de tiempo (...), una postergación innecesaria del coito".
PUBLICIDAD

Fragmento de relato:

“Me casé muy enamorada a mis 22 años. Luego de esto asimilé que estaba viviendo una sexualidad de pareja placentera. Hasta que unos meses después, me estrellé, pues ese ideal de placer comenzaba a desmoronarse.  Empecé a experimentar un no querer, no gustar, no placer. Vivía situaciones incómodas pues ya no me gustaba que mi marido me tocara. No me gustaba su 'egoísta' manera. Lo sentía como una obligación, sobre todo porque era muy genital, con caricias enfocadas a esa parte del cuerpo, caricias muy desatentas . Cuando yo deseaba expresarme, o proponer un diálogo con él sobre el tema, no era escuchada, él no permitía ser "criticado" en su proceder... Así nunca se logró hacer otro tipo de prácticas, ni explorar otras caricias. Entonces decidí callarme. Nunca más hablé, no pacté, no manifesté mis deseos, no acordé... Pasaron 19 o 20 años en los que no vivencié una sexualidad satisfactoria con mi pareja. Todo era muy "aburrido".

Estando casada tuve un encuentro fugaz pero en el que sentí disfrutar de manera diferente... Yo se lo atribuía a la novedad, pero luego me di cuenta de que ese encuentro trajo otro tipo de placeres que yo anhelaba, dentro de esos los de poder comunicarnos y pedirnos lo que nos gustaba, y sobre todo ser atendidos por el tacto y las caricias. Después de todo esto me divorcié, y luego de un tiempo conocí a mi actual pareja con quien he podido descubrir otros modos de vernos, vivirnos y sentirnos íntimamente... Ya no por novedad, sino por esa expresión humana, esa vulnerabilidad, esa apertura que nos permitió tejer otra manera de hacer el amor. Donde la comunicación, la seguridad, la confianza, los detalles, los abrazos, y esas caricias sin meta o sin calcular beneficios hacen parte de los momentos. La genitalidad es maravillosa pero viene adornada de canciones, poemas, profundas charlas, fogatas, miradas largas y sostenidas, otra forma de explorar, otro espacio; por supuesto, otra persona, somos siempre distintos pero lo distinto puede ser egoísta o solidario”. 

El anterior es el relato en consulta de los muchos que se narran y se escuchan día tras día como "protesta" ante ese gusto por sofisticar, o falsificar el disfrute; fruto de diversos aspectos subjetivos, y especialmente de los imperativos de obtención rápida y segura de las lubricidades, la erección, eyaculación, los orgasmos...

 

¡Las caricias desatentas!

El término desatento hace alusión a algo descuidado, distraído, desinteresado y, que no reconoce al otro como sujeto sino como objeto... Cuando la consultante expresa en su relato: "caricias desatentas", hace mención a esa manera apurada de ir por más o, de ir al grano, situación que puede llevar a la cama displacer, preocupación, angustia, temor, desilusión. Escribí hace poco en un post que, hay miembros de la pareja que se sienten incómodos, molestos e incluso rechazados cuando su pareja se rehúsa al encuentro 'sexual'.... Muchas veces esa pareja que se aleja no lo hace porque refute el sexo en sí, ni siquiera a su pareja... sino la manera en que es abordada o se le propone algo. Generalmente llega a sentirse forzada o incómoda, pues, ha aprendido, a lo largo del vínculo o relación, que tales caricias no tienen otra finalidad que la cópula o la penetración... Que "ciertos gestos o caricias se enfocan hacia «un servicio», sin más", con poca o ninguna sutileza... La caricia, el tacto, es ternura, confianza, seguridad, apoyo, compañía.  Dicen Master y Johnson que «la caricia, el contacto físico es una continuidad, es parte del diálogo interno de la pareja, que no encuentra principio ni fin en una cama. Y que reafirma la confianza recíproca y renueva los compromisos que los unen» ... Si la pareja se siente como un objeto, si se tratan como objetos que solo se buscan para "servirse de" con el tiempo sus miembros se resienten.

 

"La sexualidad es desearse y acariciarse"

Entre todos los legados que nos deja el maestro Amezúa, está el de aprender a ver la sexualidad, también como una sensibilidad... Escribió que la sexualidad es desearse y acariciarse. Parafraseándolo: el proceso de una disfrutable vivencia erótica comienza por la sensación agradable, por el tacto, el contacto, la caricia. La sexología ha descubierto que cultivar la erótica, esa manera de vincularse entre sujetos, es una "buena llave" para entrar al encuentro. Aprender a acariciarse que para muchos es banal y hasta bobo, es un estilo de ser... del ser delicado, sensible, y exquisito de vivenciarse eróticos. "Muchos quieren construir castillos sin este cimiento básico". La pareja necesita mucho de esto.
«Tiempo para (atenderse) tiempo para acariciarse, tiempo para besarse con relax y tiempo para que la sensibilidad erótica se encuentre a gusto y pueda respirar». 

E. Amezúa

 

Por: 

Norma Bejarano.

Psicóloga-Sexóloga

 

Credito
SUMINISTRADO

Comentarios