Es posible que se niegue a compartir este sentimiento con otras personas pero seguramente en su interior, en algún momento de reflexión usted se pregunta por qué ocurre.
Con seguridad lo primero que esta persona se responde es que la gente es antipática, que los demás son creÃdos, o que le tienen envidia; lo más fácil es culpar a los demás.
DifÃcilmente la gente empieza por pensar que tal situación se da como respuesta a su propio comportamiento. Pocos enfrentan el preguntarse ¿qué es lo que yo hago para que los demás actúen asÃ?
Asà la circunstancia no sea crÃtica, es positivo hacer un balance personal y meditar sobre algunas actitudes que, aun sin proponerse, pueden fastidiar a los demás. Para ello registramos algunos comportamientos que la mayorÃa de la gente considera molestos.
Los pantalleros: aquellos que les fascina hablar de todo lo que tienen, lo que hacen o van a hacer, sea cierto o no. Disfrutan exaltar su relación con personajes de alto nivel social, polÃtico o económico; adornan con “mentirillas†su actuación y les encanta estar en primera fila en todo evento, especialmente en las fotos.
Los negativos: personas con gran habilidad para identificar el lado negativo de las cosas. No disfrutan la compañÃa de nadie porque en su concepto todos son malos, no emprende ninguna actividad porque como esta la situación seguramente resulta mal y pierde todo. A éstos hay que tenerlos bien lejos para que no pasen la mala energÃa.
Los que hablan demasiado: solo es importante lo que ellos dicen y monopolizan toda conversación, interrumpen a los demás y no permiten que otros expresen su opinión. Cambian el tema de la charla a su gusto sin importar el tema que se está comentando. Son doblemente fastidiosos cuando además de hablar demasiado, la mitad son boberÃas.
Los quejumbrosos: aquellos que lamentarse es su deporte favorito. Les fastidia el sol, pero la lluvia también, el frÃo y el calor, se quejan del ruido y del silencio.
Hasta ganarse una loterÃa es un problema por todos los trámites que toca realizar. Nada los tiene satisfechos y permanentemente se sienten vÃctimas del clima, el tráfico, del trabajo, la familia, los vecinos etc. Usualmente poco contribuyen a solucionar el motivo de su queja.
Los hipocondrÃacos: el tema principal y más entretenido es comentar su rosario de enfermedades, los efectos de los tratamientos médicos e impresionar con sus conocimientos sobre medicamentos.
Los indiferentes: aquellos tan pobres de espÃritu que nada les llama la atención, muy poco los motiva y para quienes la vida no tiene nada de interesante. Son personas que cuando se les pregunta qué quieren hacer, a dónde quieren ir o qué quieren comer, responden con un “cualquier cosaâ€, “a cualquier parteâ€, “lo que seaâ€. Son pésimos compañeros para realizar cualquier actividad.
Los maleducados: quienes creen tener todos los derechos. Son personas desconsideras y descomedidas que olvidan constantemente el uso de las palabras “Por favorâ€, “Graciasâ€, “Buenos DÃas†y “Disculpeâ€, entre otras. Poco les importa fastidiar a los demás siempre y cuando ellas estén cómodas.
Los que descuidan su higiene: le dan poca importancia al aseo personal y permanecen disgustados con la crema dental, el desodorante, el talco para los pies, etc.
Revise sus comportamientos y si es el caso considere hacer ajustes asà tal vez pueda disfrutar más de la vida y logre que las demás personas se sientan bien con usted y se le presentan más oportunidades.
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