La caridad nace de un buen corazón

“Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras.

Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños”. Mateo 14, 13-21. Hay que saber reconocerle a Dios su iniciativa ante los sucesos de los grupos humanos. A lo largo de toda la Escritura se puede contemplar los gestos de amor y de misericordia divina.

 

Dios está al frente de todo lo que nos está sucediendo, Él se preocupa, Él interviene, Él toma decisiones, Él propone, Él invita, Él propicia los momentos para que nosotros demos mucho de nuestra parte a los demás.  El punto es descubrir ese misterioso acto de Dios “Jesús pronunció la bendición sobre los panes y, partiéndolos, los dio a los discípulos para que estos lo entregaran a la gente.

 

Dios se da cuenta de la necesidad de comer su cuerpo, el alimento de la vida eterna, el pan de vida. Algo bien interesante es entender que Dios da los elementos básicos, educa a sus apóstoles para que ellos aprendan a compartir con los demás; no lo hace Él directamente, porque su Reino y su mensaje están destinados para que la misma humanidad los viva, los comparta, se plenifique, encuentre la salvación y, a partir de un gesto de Dios, pueda comprender que la misión es inmensa.

 

Hay mucha gente que no conoce el Evangelio, hay mucha gente que no entiende el Evangelio, hay mucha gente que le cuesta aceptar el Evangelio. Dios mismo abre las oportunidades para aquellos que han escuchado sus Palabra, es necesario vivir una religión por mandato de Dios: “Todos quedaron satisfechos”. Oración y bendiciones para todos los hermanos secuestrados y para quienes están padeciendo la injusticia de algunas empresas de la salud y la violación de los derechos a la salud y a un trato digno.    

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