El Líbano, 172 años de historia, resistencia y cultura

Crédito: Tomado de AMIGOS DEL PASADO HISTÓRICO DEL LÍBANO / EL NUEVO DÍA
Contenido Exclusivo
El Líbano cumple 172 años de historia en medio del enorme reto de reactivar su economía y continuar cultivando su acervo cultural en las nuevas generaciones.
PUBLICIDAD

Las tribus panches, pantágoras, marquetones y bledos fueron los primeros habitantes de la zona en donde hoy está Líbano. En enfrentamiento constante con los muiscas, su sociedad se basaba en una jerarquía señorial basada en un jefe.

Sobre el siglo XIX se dio la colonización antioqueña, la cual iba de paso en búsqueda de tierras baldías y minas sin dueño para explotar. En esa aventura iba el general Isidro Parra, fundador y precursor del enfoque cafetero de la región.

De él cuenta el libanense Eduardo Santa que, pese a no haber asistido más de un año a la escuela, y de no haber salido nunca del país, llegó a aprender varios idiomas, entre ellos el francés, el inglés, el latín y el alemán, del cual incluso tradujo libros de filosofía que imprimió algunos ejemplares. La epopeya vital de Isidro Parra lo llevó a sembrar la primera semilla de café sobre 1870, traída directamente desde Sasaima. “Parra contribuyó al trazado de las calles, al mejoramiento de plazas y solares, erección de viviendas y fundó la gran empresa cafetera, en donde tiene el Líbano el origen de su mayor riqueza”, dijo en su momento el ilustre historiador Santa.

La aldea de Líbano inició con la adjudicación de tierras baldías en 1849 y finalizó con la aprobación de su fundación en 1886 por parte del Soberano Estado del Tolima.

Tolima.

Previa a la llegada de los colonos, esta zona era poblada por terratenientes que venían de varias partes del país con la intención de construir grandes haciendas. Varias de estas personas le vendieron sus terrenos a Desiré Angée, un francés que llegó en 1853 junto con la monja Mercedes González y que compró 18 derechos de tierra en un solo año.

El conflicto entre Isidro Parra y Desiré Angée se hizo evidente, llegando incluso a involucrar al presidente Manuel Murillo Toro. Semanas después el Congreso y el presidente firmaron la Ley 2ª, cediéndole a los nuevos libanenses una extensión de 16.000 hectáreas de tierras baldías, en contravía de las pretensiones de Angée para legitimar sus derechos de propiedad.

Más allá del relato de heroicidad de los fundadores, la constitución originaria de El Líbano está llena de matices, y cuyos desenlaces dependieron, en buena parte, de la mecánica política del Olimpo Radical. Los años pasaron y el desarrollo socioeconómico de la región se enfocó hacia el cultivo del café y la explotación minera. 

 

Los primeros bolcheviques de Latinoamérica

Tolima.

En los años 20 el norte del Tolima se había convertido en un bastión de las ideas de izquierda de la época. Líbano entonces era el mayor productor nacional de café y tenía una economía boyante. Pese a esas condiciones favorables, el campesinado en general padecía unas condiciones sociales adversas, por lo que vieron en la formación del Partido Socialista Revolucionario (inspirada en la reciente Revolución Bolchevique).

Ante el descontento en buena parte de los campesinos, los líderes del movimiento comenzaron a planear una insurrección. Pensaban que la coordinación del movimiento había sido escuchada por miles de personas en todo el país.

El 27 de julio de 1928, 300 hombres armados de la manera más rudimentaria se tomaron a El Líbano, seguros de que hacían parte de una revolución. Su idea era imponerse por las armas y establecer una nueva autoridad. Era la primera intentona armada de América Latina.

Sin embargo, fueron los únicos que no se enteraron de que la dirección general del PSR había cancelado la operación. El telegrama no les llegó a El Líbano y los Bolcheviques fueron rápidamente aplastados por el Ejército. Tiempo después se les otorgó el perdón a cambio de que desistieran de su accionar político.

Se dice que esa rebeldía de los libanenses se debe a que su pueblo no fue fundado por conquistadores españoles ni por ninguna avanzada religiosa, sino por unos antioqueños liberales.

 

La violencia histórica en la zona

Tras la muerte del caudillo liberal, el gobierno conservador de la época dio vía libre para la represión de las protestas que se desarrollaban por todo el país. El Líbano, un municipio de tradición liberal, sufrió de manera especial la embestida.

Por su mismo legado insumiso el norte del Tolima se convirtió en cuna de rebeldes, así como de bandoleros como ‘Sangrenegra’, ‘Desquite’ y ‘Pedro Brincos’. Según cuentan Gonzalo Sánchez y Donny Meertens en su libro Bandoleros, gamonales y campesinos, la violencia se incrementó cuando la fuerza pública atacó a bala a la población civil en el entierro de Antonio Almanza: “Al día siguiente, en retaliación, la guerrilla dio muerte a varios conservadores en la región de Coralito, iniciándose así una dinámica del ‘ojo por ojo, diente por diente’”, cuenta Sánchez.

Ante el aumento de la subversión, surgieron tropas paraestatales que complejizaron aún más la violencia. Esto provocó la muerte de miles de personas y el desplazamiento de multitudes. Algunos de los bandoleros evolucionaron en nuevas guerrillas y continuaron luchando de manera indeterminada.Tolima.

 

La historia del café en El Líbano

A principios del siglo XX el café se había convertido en una de las principales fuentes de ingresos no solo en el Tolima, sino en el país entero. Sin embargo, este sector se enfrentaba al problema de la falta de mano de obra, pues no había recolectores para tantos cafetos sembrados.

En 1989 se puso fin al Pacto Internacional del Café, con lo cual terminó la regulación interna de su producción y los precios dejaron de ser controlados. Esto, finalmente, llevó a los precios más bajos hasta entonces. Luego, con el aumento de las importaciones y el auge de nuevas industrias, el café dejó de ser la industria insignia de la economía colombiana.

En los 90 explotaron la broca y la roya. Nunca, hasta entonces, los campesinos habían tenido tantos cultivos infectados.

 

Tierra agroturística

El principal motor de desarrollo de El Líbano sigue siendo el café. Actualmente tiene unas 10 mil hectáreas en producción de café, siendo el cuarto productor a nivel departamental. El segundo renglón de su economía agrícola es el plátano, con 9 mil hectáreas.

“Es bien sabido que donde hay producción cafetera está de la mano el plátano, los cuales son los productos en los que se fundamenta nuestra economía”, dijo Carlos Felipe Moreno, encargado de la oficina de Desarrollo Agropecuario del municipio.

Hay otros productos que vienen tomando fuerza. Uno de ellos es el aguacate, con 4 mil hectáreas sembradas, y el otro es el cacao, gracias a las zonas marginales bajas (1.200 m s. n. m.), lo que permite que ya sean unas 3 mil sus hectáreas.

“Tenemos identificados unos 4.700 predios pecuarios plenamente identificados, teniendo casi el mismo número de pequeños productores, como es territorio cafetero, los predios no son muy grandes”, agregó Carlos Felipe Moreno.

El Líbano es un punto de comercio fundamental para el norte del Tolima debido a su buena intercomunicación con municipios vecinos: “Tenemos una plaza de mercado de grandes dimensiones, la cual recibe productos de varias zonas. Así mismo, enviamos productos principalmente para Bogotá”.

Los campesinos propietarios de pequeños y medianos predios tienen la tendencia a la diversificación de cultivos: “Estamos próximos a hacer la renovación de un millón de matas de café, es una forma de responder al llamado del campesinado. Estamos impulsando el agroturismo y el ecoturismo, gracias a los paisajes cafeteros. Aquí se hace avistamiento de aves, caminatas, senderismo y excursiones a parajes ambientales”.

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro! Lo invitamos a seguir leyendo aquí https://digital.elnuevodia.com.co/library

Credito
CAMILO JIMÉNEZ

Comentarios