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A solo dos horas de Ibagué o 20 minutos desde Mariquita, Tolima, los cerros pijao guardan entre árboles y quebradas un lugar que reúne deportes extremos, siglos de historia, naturaleza en su estado más puro y la más grande tranquilidad: la Ciudad Perdida de Falan.
Ubicada en el municipio que lleva su nombre en honor al poeta Diego Fallón Carrión (nacido en la localidad), se trata de un escenario turístico que, con el paso de los años, se ha ido nutriendo de nuevos espacios para brindar a los visitantes una aventura completa, que incluya atracciones mecánicas hechas por la mano del hombre, que se entremezclan con las atracciones que solamente la madre tierra sabe crear.
Las ruinas de estructuras construidas por los indígenas, esclavizados por los españoles, fueron descubiertas hace algunos años ocultas por la naturaleza que creció sin parar sobre ellas, dando lugar a uno de los destinos más hermosos del Departamento, declarado Patrimonio Histórico en la localidad.
¿Cómo nació la Ciudad Perdida?
Como “Ciudad Perdida de Falan”, fueron bautizadas las ruinas de una ciudadela española construida junto a las Reales Minas de Santa Ana, punto de extracción de oro y plata al norte del Tolima y las cuales pasaron a ser propiedad del Rey de España tras el descubrimiento de América, hacia el siglo XVII.
En las diferentes estructuras que se alzaron gracias a las manos de los indígenas, como bodegas, túneles, plazoletas, entre otras, se realizaba todo el proceso para obtener el oro y la plata de la tierra, limpiarlo y enviarlo directamente a España a través del mar, un trabajo arduo que también realizaron las tribus esclavizadas.
Por eso, se creó el complejo el cual, tras la independencia, pasó a ser dirigido como concesión por los ingleses, gracias a órdenes del general Bolívar. Con el paso de los años fue abandonado y, debido a que se ubica al fondo de un cañón rodeado por montañas y el río Morales, la naturaleza creció sobre las construcciones, ocultándolas, pero no para siempre.
En el año 1987, el reportero colombiano Roberto Tovar Gaitán, descubrió las ruinas creyendo que se trababa de la Ciudad Perdida de Santa Águeda, fundada por Gonzalo Jiménez de Quesada cerca a Mariquita, pero en realidad eran las minas en las que trabajaron cerca de dos mil personas, entre ellas españoles, indios y esclavos de raza negra.
“Estas minas son ‘reales’ porque eran propiedad directa del Rey de España. Y el Rey Carlos III fue el que más auge le dio a estas minas. Por aquí han pasado personajes como José Celestino Mutis, el Sabio Caldas, Alexander Von Humboldt que estuvo en 1801 haciendo estudios de mineralogía cuando vino a hacer la expedición científica por América, estuvo aquí en Falan, en la Ciudad Perdida. Personajes como Simón Bolívar que estuvo en 1830 visitando las minas que años atrás le entregó a los ingleses. Robert Stephenson que fue el primer director de las minas ya en la época de los ingleses y es un personaje muy importante a nivel mundial porque fue el inventor de la locomotora a vapor y el constructor del primer ferrocarril en el mundo, entre Liverpool y Manchester (…) Tomás Falan, el padre de Diego Falan que nació aquí, y don Tomás trabajó en las minas y por eso nuestro municipio lleva el nombre de Falan”, explicó Fernando Aguirre, director de la Fundación Ecoturística Santa Ana, entidad sin ánimo de lucro encargados de administrar y proteger la Reserva Natural Ciudad Perdida.
¿Qué hacer en la Ciudad Perdida de Falan?
Como ya se explicó, este punto turístico tiene un gran componente histórico. No obstante, no es el único atractivo. Para llegar a las ruinas de las minas de Santa Ana y conocer la Ciudad Perdida, se debe atravesar un sendero ecológico de casi seis kilómetros en ida y regreso, un recorrido en el que los visitantes podrán conocer recursos naturales de gran valor: tres cascadas, más de 10 puntos para bañarse en la quebrada Morales, animales propios de la zona como monos tití, ranas venenosas (pero inofensivas), mariposas de colores vibrantes; esto, mientras caminan acompañados por el sonido claro e incesante de la quebrada.
Primero, se inicia con la vista de la cascada Humboldt de 45 metros de altura, se continúa recorriendo varios charcos para baños relajantes, luego se llega a la cascada del Sabio Caldas; después, el camino sigue con el inicio de las ruinas con la Bodega El Galeón (donde se almacenaba el oro, parte del cual se hundió con el Galeón San José en 1708), el túnel de Bompland, túnel de Roberto Tovar, las ruinas de Robert el Inglés, la Bodega Real, el túnel del Huyar, la plazoleta de los mineros, la Bodega Independencia, el túnel Simón Bolívar y finalizar con el túnel Diego Falan.
Después, se continúa la caminata devolviéndose por el mismo sendero de las cascadas hasta llegar al inicio, en la caseta que recibe a los turistas.
Deportes extremos
Adicional al componente natural e histórico, la Ciudad Perdida ofrece desde hace varios años, planes para los aventureros que no se quieran quedar solamente con el recorrido del sendero. Por eso, crearon tres servicios llenos de adrenalina y diversión:
- Canopy: un completo de tirolesas que llevan a los turistas por el aire, una sensación de libertad que permite ver, mientras vuelan desde las alturas, las cascadas y toda la naturaleza del complejo.
- Torrentismo: descenso de 43 metros por la cascada de Humboldt, en la que los turistas bajan sostenidos por una gran cuerda mientras sienten el agua fresca.
- Puente tibetano: se trata de un puente ubicado a 25 metros de altura en el que los aventureros deben caminar, sin barandas y manteniendo el equilibrio, hasta llegar al otro lado. Desde luego, por seguridad, van asegurados a un cable de acero.
“Tenemos servicio todos los días desde las 8 de la mañana, el turista puede llegar a cualquier hora antes del mediodía para que alcance a hacer el recorrido que tiene una duración aproximada del cuatro horas (…) queremos seguir consolidando este sitio como lugar turístico en Colombia y a nivel nacional, preservar este bosque como reserva y conservar estas ruinas como patrimonio histórico”, añadió el director Aguirre.
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¿Qué comer?
En la Reserva Natural, el restaurante ofrece el plato típico de Falan: el ‘Chupado’. Se trata de un sudado de pollo con costilla de cerdo, arroz, recado y huevo cocido, envuelto en una hoja de plátano, de gran sabor y valor nutricional.
¿Y para los que se quieren hospedar?
Así mismo, cuentan con cabañas en las montañas al estilo Glamping, con jacuzzi privado, malla catamarán, desayuno y fogata nocturna, todas con una gran vista mirador del amplio sendero.
Dato
Las tarifas para ingresar a la Reserva Ciudad Perdida de Falan, van desde los $20.000 hasta los $320.000. La tarifa más económica incluye el ingreso al sendero y a las ruinas de las minas, y el más costoso el hospedaje en glamping los fines de semana. Varían según el deporte extremo que se elija. Para más información, puede comunicarse a los números 316 6220606 y 323 5895895.
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