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El acuerdo sobre lo fundamental, debe dejar de ser una frase citada por políticos y dirigentes en discursos recordando al gran Álvaro Gómez, esta debe dirigirse a la acción, encontrar grandeza en la dirigencia para sobreponer sus intereses, frente al gran interés supremo de los que menos tienen en Colombia, un gran “pacto de equidad y generación de oportunidades”, un acuerdo que contenga la reducción del gasto público. Para tener un Estado austero, eficiente y transparente, es urgente asegurar la independencia de los poderes, afectada por las reelecciones, que alteraron los pesos y contrapesos. Nuestra economía debe ser de generación de riqueza con seguridad jurídica, debemos mejorar la calidad del empleo, ver el todo y no seguir haciendo políticas de formalización del empleo, sino de apoyo a los informales, para mejorar sus condiciones generándoles confianza en el Estado y sus instituciones, recuperar la confianza ciudadana para la productividad y solo así habrá tránsito a la formalidad. El problema de Colombia no es un problema político sino económico, el problema son los políticos y la gran confrontación en la que nos metieron, la ideologización de los temas importantes, para apoderarse unos y otros de la agenda pública.
Debemos lograr la equidad, para llegar al equilibrio social, formar en ciudadanía a las nuevas generaciones de hombres y mujeres, para construir la nueva república, el estado donde los ciudadanos no solo reclamen sus derechos, sino que cumplan sus deberes, en donde la dirigencia no termine siendo menor a las exigencias ciudadanas. Colombia está lista para el gran salto social, entendido este como el gran acuerdo donde todos, absolutamente todos, tengan la oportunidad, en ese tránsito de reflexión. Reconocimiento y acción, una gran tarea es evitar confrontación, muerte y violencia.
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