El electoral: ¿un sistema que funciona?

Dos mil veintitres es, para información de aquellos a quienes las festividades folclóricas poco tiempo les dejaron para enterarse, de que, …ya viene, ya llega “la campaña”, puesto que en el mes de octubre se elegirán gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles a pesar de las difíciles circunstancias políticas y administrativas que vive el sistema eleccionario del país por la penetración de los cuantiosos recursos del narcotráfico y la influencia ejercida por los grupos armados sobre la voluntad de las comunidades.

La medicina integral comunitaria

La visión petrista de la salud.
Al igual a como lo sufrió el Perú, se cierne hoy sobre Colombia el riesgo que a médicos recientemente llegados al país procedentes de Venezuela y formados allí bajo la precaria calificación académica que brindan los parámetros de la medicina cubana, se les homologuen sus exiguos títulos.

La neo-querra vs. la guerra tradicional

De cara a la guerra ruso-ucraniana, no puede uno menos que sorprenderse al ver la actitud que asume el otrora imperio de los zares: como si su prolongación no le significara gravosas consecuencias y como si el cese de hostilidades no fuese la prioridad para una opinión universal, hastiada de violencia y muerte, que mayoritariamente rechaza la violencia, desconceptúa sus bárbaros métodos y no soporta más dilaciones para ver el final de la contienda.

“Las festividades folclóricas”

Una vez más, llegado el sexto mes del año en esta ciudad de la música,  celebramos el “Festival Nacional del folclor”, en un período de tiempo que los antiguos celtas llamaban Alban Heruin, es decir, el instante en el que el ‘astro rey’ se halla en su máximo esplendor, cuando más dura en el cielo mostrando todo su poderío a los hombres y cuando empieza a decrecer el solsticio de invierno, fiestas que en esta ocasión se realizaron sin que se hubiera analizado ampliamente “su contenido”, a  fin de diseñarles de una vez y para siempre el  “esquema de organización” o manejo que debe dárseles, para evitar que, antes que motivo de improvisación, desagrado, y pendencia, se constituyan en factor de encuentro con el verdadero acervo cultural nativo y en el espacio propicio para el enriquecimiento espiritual de nuestras gentes y de quienes nos visitan.

¡Una ciudad tan destrozada como ‘Kramatorsk’!

Toda la plata que en Colombia ha sido, dizque es lo que se necesita o es menester, como solía decir el ya casi olvidado profesor López de Mesa, para arreglar las averiadas vías, plenas de hoyos, de esta desmirriada villa de la música.

¡La calle le dio un claro mensaje a Petro!

Parece que el valor de significación de la exitosísima marcha que se escenificó el pasado 20 de junio cursante, tanto en Bogotá como en casi todas las capitales de departamento del país, no ha sido entendido aún por algunos de los inefables líderes de nuestra izquierda fundamentalista, ni por el gobierno del “Pacto Histórico”, que a sabiendas de sus equivocadas y antidemocráticas posturas persisten en ir en contravía de una cada vez más generalizada opinión.

Nemo dat quod non habet

O como diría hoy la evidente regla resultante al traducir el ancestral brocardo latino: “Nadie da lo que no tiene”.

“Vivimos saliendo de ningún lugar para llegar a ninguna parte”

Ya se aproxima el período de tiempo destinado a celebrar las festividades “sanjuaneras”, -a las que tozudamente seguimos  llamando “folclóricas”, no obstante lo poco que hacemos para que de verdad correspondan a nuestro acervo cultural-, lo cual nos lleva una vez más a descalificar la forma como estas se “organizan”, su falta de planeación y la improvisación y el mal gusto que se advierte en su desarrollo.

Cultura ciudadana algo exótico en ibagué

La simple observación del estado de abandono y suciedad al que ha llegado la ciudad pone en evidencia la estulticia de nuestros coterráneos, circunstancia, si bien censurable, resulta explicable y esperada en una ciudad que de manera paulatina se ha venido conformando por flujos migratorios de las más variadas vertientes y plural origen, sin arraigo ni sentido alguno de pertenencia.