Vinos en escena: gastrobar en el que reposan máquinas de la imprenta de los años 1700

Crédito: El Nuevo DíaCuentan con un taller de tipografía bien equipado para seguir operando.
Rogelio Reyes, propietario de Vinos en escena, un gastrobar emblemático en Honda, comparte la historia detrás de su negocio, la acogida que ha tenido en la comunidad local y cómo se ha convertido en un punto de encuentro cultural y social.
PUBLICIDAD

Este proyecto comenzó con la visión de Fernando Vicario, un español que se enamoró de Honda y quiso crear un bar que evocara la tradición de las tascas españolas. Sin embargo, tras asociarse con él, Rogelio asumió la dirección del lugar y, poco después, Vicario cedió su parte del negocio para enfocarse en su verdadera pasión: la cultura. 

Imagen eliminada.

Vinos en escena se ha consolidado como un espacio de tertulia, donde la gente de Honda, turistas y visitantes se reúnen para conversar, disfrutar de buena música y participar en exposiciones de arte. Aunque Honda aún está en proceso de fortalecerse como destino turístico, el bar se ha convertido en un referente, especialmente en temporadas altas y puentes festivos, cuando la afluencia de turistas aumenta. Sin embargo, Rogelio tiene claro que su apuesta está en el crecimiento de Honda, con la esperanza de que la ciudad se convierta en un polo de desarrollo turístico del norte del Tolima. 

Además, el gastrobar alberga un pedazo de historia de la ciudad: la Imprenta Tolima. Este centro de comunicación que operó en el mismo lugar durante décadas, tiene una importante herencia cultural y tecnológica, con máquinas impresoras de principios del siglo pasado que aún conservan su capacidad de funcionamiento. Algunas de estas máquinas llegaron al lugar por el río Magdalena y otras fueron traídas desarmadas en mulas, contribuyendo al desarrollo de la región en tiempos pasados. Hoy, las máquinas no solo son una atracción turística, sino también un recurso activo para imprimir afiches y otros trabajos gráficos, en especial en colaboraciones con estudiantes de artes gráficas de Guaduas.

Imagen eliminada.

La gastronomía de Vinos en escena es una fusión de sabores españoles y locales. Ofrecen platos tradicionales como la tortilla española, callos y tapas, junto a delicias locales como los huesos de marrano, que se han convertido en favoritos de los comensales. El vino más solicitado por los clientes, en especial por el clima cálido de la región, es el "tinto de verano", una mezcla refrescante de vino y otros ingredientes. Rogelio destaca que su esposa, aunque no es chef, ha creado una serie de platos que han logrado imponerse en el menú y que, sin duda, han sido un éxito.

Uno de los mayores atractivos es su compromiso con la cultura local. A lo largo de 2024, el lugar fue sede de festivales de música, cine y arte, logrando convertirse en un centro de intercambio cultural en la ciudad. Para 2025, Rogelio tiene claro su objetivo: mantener el espacio como un centro de encuentro cultural, apoyando a las mujeres que trabajan allí y garantizando que tanto turistas como propios puedan disfrutar de este sitio. 

Con su apertura a la cultura musical, Vinos en escena organiza conciertos y presentaciones que abarcan diversos géneros, desde jazz hasta mariachis, ofreciendo una experiencia completa para los amantes de la música y el arte. Rogelio hace un llamado a los habitantes de Ibagué y otras ciudades cercanas para que visiten Honda y se sumen a la celebración de su rica herencia cultural, disfrutando no solo de su gastronomía y vinos, sino también de su vibrante escena musical y su historia centenaria.

 

Ricardo Nieto, impresor de la Tipografía Tolima 

 

Esta tipografía existe desde 1942 y Nieto arribó a este sitio en 1982, comenzando a trabajar como pegador de avisos. Recordando el pasado, contó que para esa época había aproximadamente 25 máquinas al servicio de la comunidad hondana y de sus alrededores.

Imagen eliminada.

“El propietario era Alberto Forero (QEPD), tío del periodista e ilustrador Jaime Garzón”, mencionó. Señalando una de las máquinas que aún reposan en este sitio, explicó que data aproximadamente de 1700 y es de marca Shader, de origen estadounidense. Sin embargo, a medida que el comercio estaba decayendo, se fueron vendiendo algunas de estas máquinas. “Se imprimían carteles y trabajos comerciales como facturas y tarjetas de matrimonio, además de trabajos para empresas de la zona. Es un proceso completamente manual”, señaló.

Luego, agregó que en 1850 llegaron máquinas más modernas, con el mismo sistema de tintero y plancha, pero con la ventaja de unas pinzas que tomaban el papel de a uno, agilizando el trabajo.

Nieto reconoció que aprendió este oficio gracias a un maestro de 72 años, quien le enseñó sobre los moldes, líneas, espacios y demás detalles para lograr facturas y avisos de excelente calidad. Antes de dedicarse a la tipografía, trabajó como mensajero y cobrador en el mismo lugar. 

Imagen eliminada.

En su taller, almacena moldes de diferentes letras del abecedario en varios tamaños, cursivas, mayúsculas, signos de puntuación y espaciadores para las interlíneas. También conserva documentos de los años 1900, como diplomas, cartas, entre otros.

Imagen eliminada.

Credito
Érika Zamora

Comentarios