El engañoso y manipulado sentido común

Las lógicas del egoísmo, la codicia y el logrado éxito, deben ser erradicados por la lógica de la virtud, la comprensión, la colaboración y la solidaridad

La caverna tecnológica

Supongo que a todos o a casi todos nos cuesta encontrar un argumento racional o al menos ético para justificar cualquier tipo de conflicto que signifique pérdida de vidas humanas.

Los gatillos

Según el siquiatra Ariel Alarcón, un médico tiene al menos dos veces más riesgo de suicidio que en cualquier otra profesión, y en el caso de la mujer, cuatro veces más.

Malhablados

Reconozco que siento fastidio ante las expresiones soeces, tanto en la comunicación informal como en la formal, lo cual no quiere decir que no sea consciente que las palabras que llamamos groserías expresan impotencia, sentimientos y emociones, dando énfasis y poder a la comunicación en ciertos contextos y ante determinadas audiencias.

Súbase el tren

La era digital nos ha exigido incluir en nuestro vocabulario palabras nuevas que no tienen traducción, ya sea porque es una palabra no traducible o un acrónimo de varias palabras en idioma diferente al castellano.

Somos fuego, somos agua

Lo he escrito varias veces en esta columna: somos uno de los territorios más vulnerables del planeta ante el cambio climático.

Después de tres siglos

Me parece que al mundo de hoy le hace falta la filosofía. Al menos en occidente, al abolir la historia y la geografía de los modelos educativos, nos han convertido en seres atemporales y sin referenciación del lugar que habitamos.

Reforma necesaria

Para algunos, la vida es un camino de rosas con espinas, para otros, un valle de lágrimas, pues durante nuestra existencia debemos enfrentar desafíos sociales como pobreza, riqueza, discriminación, ignorancia, o mentales como ansiedad, angustia, depresión, o físicos como enfermedad, discapacidad; para Hadad, la salud consiste en la capacidad de adaptación o de autogestión de las comunidades y de los individuos a estos retos. 

La vara del gallinero

De manera insidiosa la corrupción fue convirtiéndose en norma social aceptada, una vez como evasión fiscal, en otras como sobornos a la autoridad, también como dádivas a funcionarios para tramitar una licencia o un permiso, también para comprar la libreta militar, hasta que se volvió usual que ciudadanos buscaran con mañas ser elegidos para llegar al congreso o al ejecutivo para hacer negocios por encima de hacer leyes o ejecutorias a favor de sus gobernados.

La paradoja del cambio

He aprendido que para progresar hay que vencer la resistencia al cambio. La ciencia desde el siglo XIX nos enseñó que nada permanece, que la tendencia natural es hacia la inestabilidad. En el mundo empresarial (del cual he sido obrero) se insiste en el cambio permanente, en la visión de futuro, visión que en el siglo pasado se proyectaba a 25 años y que luego se redujo a cinco y que hoy es a un año, gracias a la velocidad con que los cambios se producen por cuenta de la cuarta revolución industrial. Empresa o negocio que no cambia, que no responda a las nuevas exigencias del mercado, que no se adapta, desaparece. Eso dicen los empresarios. Por esto es que me parece incomprensible que el sector privado, el que crea las condiciones para que el trabajo genere riqueza, sea tan resistente al cambio político.