PUBLICIDAD
Un informe investigativo del Banco de la República (BR) que aborda la participación laboral femenina para el siglo anterior en Colombia, reveló que la fracción de mujeres en edad laboral (que trabajan o buscan trabajo) pasó de 18 % en 1951 a 26 % en 1978, luego a 47 % en 1992, a 55 % en 2000 y finalmente a 60 % en 2018, mientras que la participación masculina se mantuvo relativamente estable en torno al 75 %.
Este incremento en la participación laboral de las mujeres puede atribuirse a los avances considerables en educación, fecundidad, derechos civiles y políticos que experimentaron a lo largo de este período.
Asimismo, en un estudio de un grupo investigador del BR, que analizó los principales determinantes de la participación laboral de las mujeres en Colombia desde 1960, publicado en la serie Borradores de Economía, fueron examinaron los factores que influyeron en las oportunidades laborales de las mujeres .
Dentro de la gama de aspectos se destacan la importancia del contexto histórico para comprender esta relación, en el espíritu de los trabajos realizados por la ganadora del Premio Nobel de Economía en 2023, Claudia Goldin, por su estudio de la historia económica de las mujeres en los Estados Unidos, particularmente, las diferencias de género en el mercado laboral.
De acuerdo con los investigadores del BR, una de las transformaciones más significativas que impactaron la participación laboral de las mujeres en Colombia desde finales de la década de 1960 fue la transición demográfica.
Dicha transición se atribuye principalmente a la disminución de la tasa de fecundidad asociada con la reducción de la mortalidad infantil, el acceso a métodos anticonceptivos, cambios en las normas sociales y un mayor acceso a la educación para las mujeres.
Entre las décadas de 1960 y de 1970, la fecundidad relativamente alta tenía un impacto negativo sobre la participación laboral de las mujeres.
En el artículo se resalta que durante este periodo la participación laboral de las mujeres experimentó un aumento significativo a medida que un mayor número de mujeres optaron por cursar estudios superiores. Los resultados también muestran que desde 1980, las mujeres casadas incrementaron su presencia en el mercado laboral.
De igual manera, los autores encontraron que el rápido y constante crecimiento económico observado durante este período estimuló la participación de las mujeres en la fuerza laboral del país.
Entre 1980 y 1995, el impacto negativo de la fecundidad sobre la participación laboral de las mujeres se redujo gradualmente, siguiendo un patrón similar al observado en países de altos ingresos durante las décadas de 1960 y 1980.
Los autores encontraron una reducción en el impacto negativo de la tasa de mortalidad infantil en la participación laboral femenina, lo que puede atribuirse a mejoras en la infraestructura sanitaria y avances en la tecnología médica que disminuyeron el tiempo de cuidado de niños enfermos por parte de las mujeres en el hogar.
Posteriormente y desde principios de la década de 1990, se produjeron avances significativos en la legislación y las políticas destinadas a promover la igualdad de género y a aumentar la participación de las mujeres en la política.
Durante el período 1995-2010, se destacó el impacto continuo de la educación superior en el impulso de una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral. La expansión de las oportunidades educativas estuvo acompañada de un notable aumento en su tasa de participación.
Este resultado refleja cambios en las normas y actitudes sociales, contribuyendo a una fuerza laboral más equitativa en términos de género.
El crecimiento del producto interno bruto (PIB) real per cápita también desempeñó un papel fundamental en explicar el aumento de la participación femenina en la fuerza laboral, especialmente a partir de 2003, cuando el país experimentó tasas de crecimiento económico positivas impulsadas por el auge de los precios de las materias primas.
Estos hallazgos resaltan la compleja interacción entre la dinámica social, las condiciones económicas y las decisiones individuales en la configuración de la participación de las mujeres en el mercado laboral.
La disminución más reciente del efecto de la fecundidad sobre la participación laboral sugiere un cambio en las normas sociales de género, en el que las mujeres casadas y con hijos ya no se ven excluidas del mercado de trabajo remunerado.
Además, con tasas de fecundidad bajas, un hijo adicional ya no implica una reducción en la participación laboral de las mujeres.
Por otro lado, la participación masculina en la fuerza laboral se mantuvo estable durante este período y mostró una correlación positiva con la participación femenina, lo que sugiere una relación complementaria y no sustituta entre el trabajo de hombres y mujeres.
Más noticias:
Empresas y Asociaciones del Tolima suman experiencia en negocios
Se prevé incremento de precios en tiendas y panaderías
Comentarios