Una apuesta inclusiva por el futuro del campo colombiano: conozca el modelo que protege la rentabilidad de los agricultores

Crédito: Archivo / EL NUEVO DÍAJulián Valero, gerente general de SuCampo - Sullanta.
SuCampo es una compañía de origen Tolimense que por más de seis décadas ha trabajado en estrategias de crecimiento y posicionamiento de sus diferentes unidades de negocio. Desde hace un par de años la compañía ha hecho una gran apuesta por convertirse en el principal aliado de los agricultores colombianos, mejorando su rentabilidad, por medio de una visión sostenible e integral de la actividad agrícola.
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Corría el año 2021, cuando la Administración y la Junta Directiva de SuCampo decidieron apostar por un modelo de negocio, en el cual la filosofía de valor compartido y la sostenibilidad ambiental, social y económica estuvieran en el centro. Si bien la compañía se ha caracterizado históricamente por la cercanía con sus clientes y proveedores, este nuevo enfoque tenía como objetivo profundizar aún más esta relación.

SuCampo busca entonces un vínculo mucho más fuerte con sus clientes, por medio de modelos de integración o asociatividad que permitan a sus aliados obtener beneficios que, trabajando de manera individual, sería imposible alcanzar. Esto ha llevado a la compañía, entre otros proyectos, a trabajar arduamente por el resurgimiento del cultivo de algodón tanto en el interior (Tolima, Huila y Cundinamarca) como en el norte del país (Cesar y Guajira). 

Cultivando el norte del país

Julián Valero, gerente general de SuCampo, detalló que en 2018 la compañía incursionó como productor agrícola en el norte del país, “en Cesar, en el municipio de Bosconia, iniciamos una actividad agrícola en 2018 por medio de la siembra de arroz y tomamos la decisión, en el año 2021, de entrar comercialmente en la zona con la inauguración de una agencia de insumos agrícolas en Valledupar. Quisimos hacerlo con un modelo diferenciado, para no tener el papel netamente de proveedor de insumos, sino brindar muchas otras soluciones a los agricultores para que día a día mejoren su rentabilidad y capturen más valor del mercado”, señaló Valero.

La compañía vio la posibilidad en dicha región de retomar el cultivo de algodón, algo que había dejado de ser una alternativa viable de negocio para los agricultores del país, pero que en el pasado habría representado una actividad económica de suma importancia, sobre todo en esa región. Para esto SuCampo estableció una alianza con la compañía Colhilados, una de las tres hilanderías que funcionan actualmente en el país y que tiene operaciones en la zona franca de Rionegro (Antioquia).

Intención por reactivar el algodón

 

Colhilados es una compañía que surge de una alianza entre Parkdale Mills, una empresa familiar estadounidense, que es a su vez el mayor comprador de fibra de algodón del hemisferio occidental, y Grupo Cristal, una empresa de origen antioqueño, propietaria de reconocidas marcas nacionales como GEF, Punto Blanco y Baby Fresh.

“Entramos en contacto con ellos, ya que en su momento (2020 - 2021) le manifestaron al entonces presidente de Colombia, Iván Duque, su intención por ayudar en la reactivación del cultivo de algodón e impulsar el crecimiento de sus áreas. Incluso la proyección a mediado plazo es llegar a exportar fibra de algodón colombiano y sus casi 30 hilanderías, distribuidas en diferentes países, serían un muy buen cliente potencial”, indicó el gerente de SuCampo.

Impacto positivo

Valero manifestó que hay varios factores que explican la drástica disminución del área sembrada en algodón, entre los que se encuentran la alta volatilidad de los precios internacionales, la falta de incorporación de nuevas tecnologías y el alto costo por tonelada producida, lo que hacía más barato importar la fibra. Por lo anterior, buscaron la manera de plantear un modelo en el que tanto SuCampo como los productores, tuvieran un margen de ganancia positivo, y que al mismo tiempo contribuyera a minimizar los riesgos para quienes más arriesgan: los agricultores.

“En 2020 se sembraron alrededor de 7.500 hectáreas de algodón en todo el país, siendo una de las cifras más bajas en la siembra de este cultivo en más de 40 años. En la década de los noventa se sembraba cerca de 240.000 hectáreas, pero a partir de la mal planificada apertura económica, el cultivo fue desapareciendo gradualmente, casi hasta su extinción en años recientes”, apostilló Valero.

Así dio un balance general de lo que representaba hace tres años la producción de algodón para Colombia, algo que ha ido cambiando de manera positiva en estos últimos tiempos. En el año previo a la incursión de Sucampo (comercialmente hablando) en Cesar y Guajira, el área sembrada era muy baja (alrededor de 220 Has para el primer departamento). Para 2021, con la propuesta de valor de Sucampo hacia los agricultores, el área se incrementó a aproximadamente 1.700 hectáreas en ambos departamentos. En 2022, las hectáreas cultivadas con algodón ascendieron a 3.053.

Beneficios en los precios

 

Julián Valero sostuvo que una de las razones que más empujan al desarrollo de los cultivos, tiene que ver con la garantía de compra a precios favorables para los productores. La dificultad para obtener financiación, además de la volatilidad de los precios del algodón, hacían imposible pensar en un incremento de áreas en el corto plazo, hasta hace unos tres o cuatro años.

“El precio del algodón, como la mayoría de los ‘commodities’, fluctúa bastante. Los agricultores sembraban con una expectativa de precio, pero unos meses después, cuando iban a vender la fibra, el precio se encontraba entre un 30 % y 50 % por debajo del precio inicial y los hacía incurrir en pérdidas dentro de su proceso productivo”, manifestó Valero. 

Fruto de la alianza de SuCampo con Colhilados, se generó la solución de que los agricultores pudieran fijar precios con base en los futuros de la bolsa de Nueva York, en la que pueden encontrar proyecciones de varios años. Esto les brinda la posibilidad de tener claro el precio de venta con bastante anticipación a la cosecha, terminando con el problema de sembrar con un precio y cosechar con otro.

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Inversiones para la productividad

Sucampo identificó que la ausencia de maquinaria, tanto para la siembra como para la cosecha del cultivo, representaba un fuerte obstáculo para el crecimiento de las áreas. Además, es difícil que agricultores pequeños o medianos tengan la capacidad de hacer gruesas inversiones para suplir estas deficiencias. Por esta razón, la compañía tomó la decisión de comprar sembradoras de precisión y embalconadoras, además de importar cosechadoras desde los Estados Unidos, para poder brindar estas soluciones adicionales a sus aliados.

La empresa, junto con dos aliados estratégicos (Cooajira y Arturo Calderón, agricultores de la región), ha realizado también una inversión superior a los 800 millones de pesos para habilitar una desmotadora en el municipio de San Diego (Cesar), la cual será inaugurada oficialmente en un solemne evento el 28 de enero, con la presencia de importantes personalidades del sector y de la región. Este es un hito histórico, pues generará seguramente un importante desarrollo social y económico, tanto para el Cesar como para la Guajira.

“En SuCampo somos también agricultores y esta es una de las grandes ventajas que tenemos respecto a cualquier otro canal de comercialización de insumos, pues esta condición nos permite entender los puntos de dolor de la agricultura colombiana y trabajar para subsanarlos. Además, nos interesa crecer a la par con nuestros clientes; entre mejor les vaya a ellos, mejor nos va a nosotros”, acotó Valero.

El gerente detalló que una de las proyecciones de la compañía consiste en aumentar las áreas de cultivo a tal punto que el país se vuelva un exportador de algodón, “si somos competitivos, podremos incluso exportar algodón colombiano, uno de los mejores del mundo en términos de calidad”, concluyó Julián Valero.

Archivo / EL NUEVO DÍA En sus mejores épocas, 23 municipios del Tolima ostentaban vastos cultivos de algodón.Archivo / EL NUEVO DÍA - En sus mejores épocas, 23 municipios del Tolima ostentaban vastos cultivos de algodón.

DATO

Para mayor información sobre el modelo de soluciones integrales de SuCampo, ingrese aquí. 

 

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Credito
JONATHAN HERNÁNDEZ PARRA

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