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Los productos que ella comercializa son cultivados por sus propias manos y, gracias a estas actividades, que son coordinadas desde la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de la ciudad, las frutas y granos de Mábel, al igual que, de diferentes agricultores, llegan directamente hasta los consumidores quienes los adquieren con la mayor frescura y a un buen precio.
Está dedicada de lleno desde hace más de 10 años a la agricultura y, con la ayuda de su esposo, ha podido sacar adelante a su familia gracias al trabajo constante. El chocolate natural, la chucula, el café, el plátano, el banano, y limón tahití son los productos insignia de su finca.
“Comencé a ver la importancia de cuidar la tierra al estar viviendo en el campo; me pareció algo muy bonito porque hay que empezar a cultivar nuestra propia comida, así que dije aquí es y aquí me quedo. Invito a las mujeres y jóvenes a que no olvidemos el campo, es maravilloso, nos da muchas cosas”, comentó la mujer.
¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!
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