El Viernes Santo se erige como un día de silencio y reflexión, es una invitación abierta a concentrarnos en la conmemoración de la muerte del Señor Jesús.
Un río de feligreses
Los creyentes de las distintas parroquias, se congregaron para representar el camino de Jesús hacia la cruz.
Con el claro mensaje de que el sacrificio del hijo de Dios fue para la expiación de nuestras culpas, muchos llegaron para transitar el Santo Viacrucis, y otros tantos, los cargadores, para llevar las imágenes con las que recorrieron en oración cada una de las 14 estaciones.
Algunos solos, otros en compañía de familia y amigos, pero todos con el propósito de cumplir una cita con la iglesia, en la que el motor principal fue la fe y el constante caminar, se hizo sinónimo de amor hacia Dios.
Una vida sin odios
Durante los trayectos adoptados por las parroquias, entre las oraciones surgían los llamados del clero a adoptar posturas de amor hacia los demás.
Pero para esto, es necesario que nos desprendamos de odios y rencores que pudieran estar alojados al interior de nuestros corazones, por lo que para encontrar la paz al lado del Señor, debemos despojarnos de todo aquello que nos lleve a hacerle mal al otro.
“En la Semana Santa le decimos ‘no al odio’. Hay personas que tienen odio en su corazón, deseos de venganza, porque han sufrido. De eso hay que despojarse, sufre más la persona con rencor en su corazón que aquella a la que se le odia”, resaltó monseñor Orlando Roa, arzobispo de Ibagué.
¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!
Lo invitamos a seguir leyendo aquí
https://digital.elnuevodia.com.co/library
Más noticias
- Ascenso al Pacandé, legado perpetuado por los jóvenes en Jueves Santo
Comentarios