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‘¡Sí a la vida, no a la mina; sí al agua, no a la contaminación!’, un mensaje bastante sencillo, pero de suma contundencia, que haciendo las veces de grito de batalla, ha acompañado por varios años las luchas ambientales ejecutadas en el territorio tolimense.
Si bien las problemáticas ambientales suscitadas por temas de extracción minera, no resultan exclusivas del Tolima, sí se han generado importantes controversias en gran parte del departamento por dicha práctica durante un largo tiempo, incluso, en la actualidad, el Tolima se encuentra en los planes de algunas multinacionales que pretenden explotar sus recursos, en sus zonas norte, centro y sur.
Por la defensa del territorio
En contraposición a esta situación, han sido varios las asociaciones enfocadas en el defensa del medio ambiente, los que por años han elevado su voz con la intención de generar conciencia acerca de la protección de los recursos naturales y de los perjuicios derivados de la extracción de minerales para los ecosistemas, la tierra y especialmente para el agua.
Sin embargo, al interior de algunos colectivos ambientales ubicados en el departamento, comenzó a plantearse la idea de continuar con este mensaje de defensa medioambiental, por fuera de los parámetros normales en los que puede entender la protesta.
El ingeniero agrónomo, e integrante del Colectivo Socioambiental Juvenil de Cajamarca (Cosajuca), Robinson Mejía, detalló que esta nueva propuesta de expresión “tenía como propósito principal, mostrar que desde la alegría, se podía defender al territorio”.
Nació así la Marcha Carnaval, una movilización con la misión de expresar el rechazo al proyecto minero La Colosa, y de la que cualquier actor de la sociedad podía formar parte.
Una fiesta por la vida
Junio posee connotaciones muy especiales para el Tolima. En este mes, se concretan las fiestas de San Juan y de San Pedro, y desbordante de alegría, el territorio respira folclor. También, fue la época del año elegida para llevar a cabo la Marcha Carnaval.
Como lo mencionó Mejía, se planteó esta movilización como una protesta de carácter pacifíco, donde las expresiones artísticas fueran el principal motor transgresor con el ánimo de celebrar la vida.
Este ritual tuvo sus inicios en el 2011 y su razón de ser nace de la oposición a Anglo Gold Ashanti, empresa multinacional dedicada a la explotación y extracción de minerales, desde entonces, la marcha es continua, siendo esta, su última edición, la decimocuarta.
Primó la diversidad
Durante la tarde de este 2 de junio, las calles de Ibagué fueron testigos de una gran movilización, la cual contó con la presencia de niños, jóvenes y adultos, que se tomaron una de las principales vías de la ciudad para arengar en pro del cuidado medioambiental.
Desde las 2:30 de la tarde, varios colectivos sociales y ambientales se dieron cita en la calle 42 con avenida Ferrocarril.
La decimocuarta edición de la Marcha Carnaval estuvo guiada por un puesta artística y cultural, y le siguió un ‘río’ de personas de comunidades indígenas y campesinas de la región, estudiantes y docentes de diversas instituciones educativas, integrantes de la Revolución Vinotinto Sur, Colectivo Feminista, organizaciones sociales, sindicatos, empresas, deportistas, comunidad LGTBIQ, animalistas y estudiantes universitarios.
A su modo, cada colectivo asistente expresó su causa social, a través de disfraces, arengas, bailes, bandas musicales, performance y pancartas, con la consigna de: ¡Sí a la vida y no a la mina, sí al agua y no a la contaminación!
Un escenario político
Una de las particularidades que se manifestaron dentro del marco de la movilización, fue la presencia de diferentes actores políticos, del ámbito local y nacional, en el escenario de la Marcha Carnaval.
Son varias las críticas que se tejen alrededor de la manifestación. Algunos ciudadanos comentaban que la presencia de estos personajes de la vida política local, ad portas de una época de contienda electoral.
No obstante, no se puede desvirtuar este escenario y reducirlo a un escenario de puja política, pero para hacer una lectura acorde con la realidad, se debe reconocer que las causas ambientales han adquirida una significativa relevancia dentro del contexto político nacional, y la fuerza política que se desprende de estos movimientos socioambientales, cada día le hacen un mayor contrapeso a las maneras tradicionales de activismo político.
Génesis de la lucha ambiental
El Comité Ambiental por la Defensa de la Vida Tolima, es una organización que durante años ha venido trabajando por la defensa de los recursos naturales del departamento, bienes comunes de todos los tolimenses.
Uno de los miembros del Comité, Edinson Sandoval, explicó que la organización ambientalista viene trabajando desde hace más de una década por la defensa de los bienes comunes, “algo que se dio debido a una amenaza que llegó a nuestro territorio por la presencia de una multinacional extractiva de minería a cielo abierto, la Sociedad Kedahda S.A., que luego pasó a llamarse Anglo Gold Ashanti (AGA)”, sostuvo Sandoval.
El líder ambiental indicó que dicha multinacional podría llegar a ser la tercera más poderosa en su campo a nivel mundial, “un verdadero monstruo”, que llegó al Tolima mostrando a algunas comunidades elementos poco claros en sus proyectos de extracción minera, ya que se habló en repetidas ocasiones de minería de socavón, sin embargo, los planos que trajo consigo la empresa, apuntaban que el tipo de minería que se usaría sería bajo la modalidad de ‘cielo abierto’.
De acuerdo con Sandoval, esta modalidad se daría en razón de que el oro que se encuentra en las montañas de Cajamarca se encuentra diseminado en la roca, por lo que para poderlo sacar, se tendría que explotar las montañas y hacerle una fracturación a la roca, de allí pasaría a una fase de trituración de la roca para sacar la mena, proceso que se pretendía realizar en Ibagué.
Una vez pulverizada la roca, se llevaría al corregimiento de Doima, en Piedras, para aplicar el proceso de lixiviación, que consiste en la utilización de agua cianurada para separar el oro de la roca.
“En este último proceso, se dejaría en la zona establecida todos los desechos tóxicos, y además, se haría uso de uno de los recursos hídricos más importantes del país, el Acuífero del Abanico de Ibagué”, resaltó Edinson Sandoval.
Un hito de la lucha ambiental
El municipio de Cajamarca, en el departamento del Tolima, se encuentra ubicado en la parte alta de la cordillera central, rodeado de montañas y con un rico afluente hídrico. Éste territorio tiene una vasta tradición en el campo de la agricultura y es conocido como ‘La Despensa Agrícola’.
Durante los últimos años, varios grupos y colectivos socioambientales se han enfrentado sin ningún tipo de pudor a la compañía sudafricana Anglo Gold Ashanti (AGA), un ‘monstruo’ multinacional dedicado a la explotación y extracción de minerales.
A mediados del 2016 la propuesta de la consulta popular fue aprobada por el Concejo Municipal de Cajamarca, cerca al lugar en donde se estaba tomando la decisión, muchos de los cajamarcunos y adeptos de la causa antiminera se congregaron frente a una gran pantalla en la que se transmitía en vivo el debate.
El sitio escogido fue el Parque Santander. El Concejo dio su aprobación de inicio en la Consulta Popular y quienes estaban a la expectativa celebraron a rabiar.
La lucha por la expulsión de la AGA de Cajamarca, tuvo su punto más álgido el 26 de marzo de 2017 cuando por medio de un mecanismo de sufragio amparado por la Constitución Política de Colombia, la Consulta Popular, los cajamarcunos tomaron la decisión de decirle no al oro y sí al agua.
A través del voto popular, un abrumador 97,9 % del total de los asistentes a las urnas, rechazó los proyectos mineros dentro de su territorio, decidiendo que ¡sin oro se vive, pero sin agua se muere!
‘Sin bajar la guardia’
Una de las premisas expresadas por los colectivos ambientales en el marco del 14 Marcha Carnaval, tuvo que ver la exigencia a las entidades de Gobierno para que se respeten las diferentes solicitudes de las comunidades y se respete las decisiones de estas sobre sus territorios.
Este punto se destaca en la actualidad ante la serie de proyectos extractivos referenciados dentro de los diferentes modelos de desarrollo que han venido surgiendo durante los últimos años en diferentes zonas del departamento.
El activista ambiental, Robinson Mejía, dio a conocer que en el Tolima se siguen manteniendo muchas presiones contra los territorios por temas relacionados con la extracción de minerales.
“En Cajamarca, luego de la consulta popular de 2017, el área de titulación minera se ha reducido de forma considerable. Básicamente, en la actualidad solo queda un título minero, el de la AGA para el proyecto minero La Colosa. Pero esto se traduce en que AGA no ha renunciado a la realización de un proyecto minero en la zona”, manifestó Mejía.
El líder ambiental señaló que paralelo a la reducción de títulos mineros, se ha incrementado la cantidad de solicitudes para nuevos proyectos extractivistas en Cajamarca. “Uno de los mayores solicitantes es Iamgold Corporation, y una de nuestras lecturas es que, AGA no quiere dar la cara al pueblo cajamarcuno y ahora está poniendo a otro actor aliado para poder seguir manteniendo control de estas zonas”, dijo el integrante de Cosajuca.
Procesos judiciales
Mejía indicó que actualmente la AGA adelanta una serie de procesos judiciales en el territorio, tres en contra de los resultados de la consulta popular y contra el acuerdo adoptado por el Concejo Municipal de Cajamarca que decidió la aprobación de dicha consulta popular.
A su vez, el ambientalista señaló que la AGA lleva también un proceso judicial en contra de la decisión de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, en la que prácticamente le quitó los permisos de concesión de aguas y evita que la AGA realice alguna exploración en la zona.
Mejía también sostuvo que la AGA adelanta procesos judiciales en contra de la delimitación del páramo perteneciente al complejo del Parque Natural Los Nevados. “Dentro de la licitación se le superpone con el proyecto minero La Colosa. La AGA está diciendo que si no le permiten la explotación al interior del páramo, se le deberá hacer una especie de indemnización”aseguró el activista ambiental.
De acuerdo con lo declarado por Mejía, actualmente existe una demanda ante el Tribunal Administrativo Cundinamarca por la anterior situación.
“De igual forma la empresa ha venido planteando el escenario de que si el Gobierno colombiano no lo deja explotar en Cajamarca, van a demandar internacionalmente, ya que a los ojos de ellos, se les está vulnerando sus derechos, a pesar de que la gente decidió en una consulta popular”, manifestó el líder ambiental.
Mejía adicionó que haciendo seguimiento a los procesos judiciales que la AGA lleva en los juzgados administrativos de Ibagué, en un plazo cercano a un mes, habría un fallo en primera instancia de la demanda que la multinacional entabló en contra del acuerdo en Cajamarca.
Otros desafíos ambientales en el Tolima
“Hay una pelea muy grande ahora. Qué es de una magnitud también tan grande como de La Colosa y es en el municipio de Fálan, quieren desarrollar en este municipio otro distrito minero”, detalló Robinson Mejía.
Por su parte, Edinson Sandoval, indicó que tanto en el sur del departamento, como en su zona centro, existen proyectos de bloques petroleros que amenazan las aguas subterráneas y superficiales de los territorios.
“Tenemos bloques petroleros en el centro del departamento, que afectaría a Ibagué, Coello, San Luis, Alvarado y Piedras, principalmente”, sostuvo Sandoval.
Otro de los desafíos ambientales que tiene el Tolima, es el de la protección del ecosistema estratégico del Bosque de Galilea. “Estamos en una lucha frontal para que estos ecosistemas se conserven y se les realicen procesos de restauración. Allí se han hecho identificaciones de especies endémicas”, manifestó el integrante del Comité Ambiental.
DATOS:
- De acuerdo con el Comité Ambiental del Tolima, los registros sostienen que en la actualidad, a la Marcha Carnaval acuden alrededor de 120 mil personas.
-Otros territorios en el país han adoptado el tipo de manifestación propuesta desde el escenario de la Marcha Carnaval.
-La primera Marcha Carnaval en Ibagué contó con la participación de cerca de 12 mil personas.
-Piedras fue el primer municipio de Colombia donde se realizó una consulta popular ambiental.
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