Saúl Torres, quien desde sus 15 años vende periódicos y revistas en la carrera Tercera con calle 12, frente al edificio López de Galarza, recuerda el día en que se quemó el almacén Ley y el posterior desplome de una de las dos torres de 10 pisos.
El fuego inició cerca de las 9 de la noche del sábado 25 de febrero de 1978. Los ibaguereños, quienes esperaban el domingo para votar a las elecciones al Congreso, nunca imaginaron que este episodio se convertiría en uno de los más trágicos de la historia del Valle de las Lanzas.
Esa noche del incendio no se registraron víctimas mortales, pero días después, el 14 de marzo, mientras intervenían la estructura, los hierros fundidos de las columnas no aguantaron y se desplomó la torre uno, llevándose consigo la vida de un médico y su familia, y dejó varios heridos.
Cuenta él que para esa época vendía unas enciclopedias Salvat y periódicos, ponía una parrilla frente al Ley y también extendía las revistas Vanidades y Selecciones, además de historietas mexicanas como Kalimán y Memín. De esa manera conoció a varios residentes de dicho edificio.
El López de Galarza
En 1957, el entonces gerente de la Beneficencia del Tolima, Floro Saavedra, mandó a construir el edificio, tarea que le correspondió al ingeniero ibaguereño Jaime Corredor Arjona, quien además construyó el hotel Ambalá, y los edificios Floro Saavedra y Corfitolima, entre otros de la época.
“Ahí vivía la crema y nata de la política y la sociedad -agrega Saúl Torres-. Estuvo el gerente de Cementos Diamante y el del Banco de la República, políticos como Jorge Montealegre Suárez, Maximiliano Neira y Guillermo Angulo Gómez. Yo les ayudaba a veces a subir los mercados.
“Pero ese día, como era víspera de las elecciones, cambiaron al policía que custodiaba el edificio, trajeron unos agentes de la escuela Gabriel González, así que me fui temprano para mi casa en el barrio Libertador.
“Cuando me contaron que el Ley se estaba incendiando, me fui rápido, porque yo guardaba en el sótano de allá mi cajita con revistas; ya eso estaba acordonado y me pasé por donde ahora queda la biblioteca Darío Echandía y me metí a la fuerza”, narra.
Iluminó el centro
El incendio inició, según informes de la época, sobre las 8 de la noche en una cafetería. Debido a que los bomberos no contaban con equipos necesarios para enfrentar una calamidad de tal magnitud, el fuego se extendió por el mezanine de la torre.
Fueron tres horas de intenso trabajo, hasta que a las 11:05 el comandante de bomberos de Ibagué, mayor Rafael Díaz Granados, dio parte al gobernador Cesáreo Rocha del control sobre el edificio y gracias al apoyo de voluntarios de Girardot, Cajamarca, Espinal y Honda.
“Los bomberos duraron mucho tiempo en llegar, y tampoco encontraban los hidrantes. Yo sabía dónde estaban, ingresé, saqué mis revistas y luego me sacaron. Hubo que hacer piruetas para el agua, incluso sacamos las mangueras del edifico Banco Cafetero, que estaba recién construido, pero estaban rotas así que tapamos los agujeros con pañuelos”, recuerda Saúl.
Aunque a esa hora la mayoría de familias descansaban en sus apartamentos, ninguna persona murió y fueron pocos los casos de afectados por el humo.
“Se doblaron las columnas”
No pasaron muchos días de la conflagración y las familias retornaron a sus apartamentos, Cadenalco contrató con la firma Convico para reforzar las columnas y remodelar el almacén, con la idea de volver a abrir las puertas para el Día de la Madre.
“Muchos residentes notaron que las puertas no cerraban, el edificio había cedido unos milímetros y por ello se dio la orden de evacuar las torres. Yo colaboré en los trasteos y solamente quedó la familia del médico Bedoya”, rememora Saúl.
Los residentes y propietarios del López de Galarza se reunieron con directivos del Ley, con el propósito de crear una junta en la que buscaban reclamar al almacén, según ellos, por tener objetos flamables en el lugar, además de otros requerimientos.
“Pero los arreglos duraron poco, pues lo peor iba a ocurrir: una noche de marzo, una columna no resistió y se dobló, luego la otra y con todo el peso de los pisos se cayó como un naipe. Ese día había llegado la Vuelta a Colombia y como compartían parqueadero con el hotel Ambalá, las delegaciones tenían guardados sus carros.
“El papá de Álvaro Pachón guardó su microbús Volkswagen; la caravana era muy grande, todo estaba lleno, el vigilante fue el primero que murió, y luego la familia Bedoya de la Pava, un médico prestigioso y su esposa que era directora del Icbf, unas niñas y una muchacha del servicio”, añade.
Tragedia
El 14 de marzo a las a las 9:55 de la noche sucedió lo impensable: los 10 pisos de una de las dos torres del López de Galarza cayeron. El primero en morir, según la prensa de la época, fue el vigilante Luis Fernando Jiménez, quien estaba en el garaje.
Luego los bomberos escucharon los quejidos de una mujer, a quien identificaron como María Lucinda Sánchez, quien luego de caer desde el piso octavo y ser rescatada, contó que en el apartamento 803 estaban la familia del médico, su familia y otras dos mujeres.
“Ahí donde queda ahora la plazoleta Darío Echandía estaba la cafetería El Italiano, el Club de Ajedrez y otros negocios. Como esa noche se fue la luz, el médico Bedoya se fue para su apartamento, no se sabía cómo si todos habían sido evacuados, él continuaba viviendo allí con su familia.
“El médico sube, encuentra a su familia y minutos después muere sepultado, dos mujeres que estaban en esa casa sobrevivieron, pero una murió a los pocos minutos de ser encontrada”, dice.
Según periódicos de la época, 53 horas después del rescate de la empleada de servicio y el reloj marcaba las 3:05 de la madrugada, los socorristas hallaron a María Cristina Salazar y a Dalia Ida Ospina, quienes estaban bajo los escombros con vida.
María Cristina fue trasladada a un centro asistencial, mientras que la otra mujer alcanzó a quejarse y a los segundos falleció.
Sobre las 2 de la tarde del mismo día, los rescatistas recuperaron el cuerpo de la niña Martha Liliana Bedoya y, horas después, los del médico Cardenio Bedoya, su esposa Lesbia Parra de Bedoya y la otra hija, Alba Lucía.
María Cristina, una de las sobrevivientes, contó a la prensa de la época que minutos antes habló con los esposos que planeaban la mudanza, ya que los arreglos en el edificio estaban demorados, pero que cuando salió de la alcoba e iba por un pasillo, sintió un ruido y luego todo empezó a caer.
Cierre de la Tercera
Saúl Torres cuenta, además, que la caída de la torre trajo otras pérdidas económicas, pues el comandante de bomberos le pidió al alcalde Gabriel Millán López que ordenara evacuar toda la zona, desde la calle 11 hasta la 12.
“Donde queda ahora Kokoriko, estaba el hotel San Jorge, también el almacén Mora Hermanos, Manhatan, la oficina de Avianca, el café Grano de Oro, el teatro Tolima y el hotel Ambalá. Eso duró cerrado unos cuarenta días mientras monitoreaban el edificio.
“El López de Galarza permaneció más de 16 años solo, nadie lo habitaba, y en ese tiempo entró la gaminería que hizo daños y desvalijó apartamentos, hasta que autorizaron habitarlo y remodelaron, pero de los propietarios antiguos quedan solamente tres”, finaliza Saúl Torres.
Hace poco menos de dos años, se conoció, por uno de los copropietarios, que el grupo Éxito está interesado desde hace años en volver a edificar y abrir un supermercado, pero las alcaldías de turno no han otorgado el permiso.
En el edificio, permanece un aviso de la Curaduría Urbana 2 de Ibagué y con fecha marzo 10 de 2015, en el que se solicita licencia para construir un almacén Éxito con dos pisos, sótano y cubierta en teja.
Dato
El almacén Ley fue trasladado años después a la esquina de la calle 12 con carreras Tercera y Cuarta, en un edificio que también sufrió las inclemencias del fuego.
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