Llegó el apartamento de soltero soñado. El lugar se convertirá no solo en su espacio propio, sino en el nido de amor para usted y su pareja.
Está feliz pues no solo será el dueño de su espacio y su tiempo, sino que podrá hacer planes antes soñados con la pareja.
Al principio todo puede resultar de maravilla, pues hay muchas cosas por hacer. Es probable que la pareja se involucre en la decoración, que le sugiera ciertos objetos o estilos, que le ayude a organizar y que se sientan cómodos en un nuevo espacio, solo para los dos.
Luego tendrán cantidad de planes por hacer: películas el fin de semana con plan arrunche, cocinar en casa algo delicioso con ayuda de un libro de recetas, ir a mercar porque deben dotar todos los espacios de buenos productos, organizar una reunión especial con sus amigos, pasar todo un fin de semana los dos en casa.
Es probable que también se reúna a jugar cartas con sus amigos, o disfruten una bebida deliciosa mientras escuchan buena música.
Pero el problema empieza cuando se van acabando los planes y todo cae en un círculo vicioso.
En ese momento su pareja hace la solicitud de salir el fin de semana a bailar, a comer a un restaurante, a viajar, pero más de una pareja responde que ahora los gastos se incrementaron y que será mejor quedarse en casa y organizar otro plan.
Al principio es probable que ceda, pero llegará el momento en que se desgaste esa pita y se rompa en una gran discusión con frases como: “desde que tienes este apartamento todo se hace aquí”, “hace más de dos meses no hacemos nada afuera”, “me estoy aburriendo de estar encerrada en estas cuatro paredes”, “desde que tienes este apartamento se te olvidó el mundo exterior”.
¿Qué dicen los expertos respecto a este tipo de situaciones?
Cuidado con el cambio del rol
Al comienzo usted puede apersonarse del espacio, contribuir con la decoración, organizar, mover un objeto de un lado a otro, y hasta ayudar con el orden del lugar.
Pero primero, no crea que es su apartamento y que puede decorarlo a su antojo, cambiar el estilo de su pareja, quitar y poner donde quiere. Recuerde que el espacio es del otro.
Segundo, tampoco cometa el grave error de cambiar de rol de novia al rol de empleada de servicio.
Imagínese que después de colaborar de manera desinteresada con la cama de su pareja, un día cualquiera éste le pida que le lave la ropa. ¡Fatal!
Por eso es importante que no se extralimite.
La terapeuta de pareja y familia, Oveida Rosales expuso que “afortunadamente ha cambiado el noviazgo hoy en día y se está en una relación solo porque se quiere, pues existe toda la libertad para dejarla. La gente sencillamente debe comentar y si no se puede, pues se acabó”.
De lo que se trata, según Oveida Rosales, es que se logren conciliaciones, hablar que si el plan es cocinar, uno cocina o los dos lo hacen, uno sirve la mesa y el otro ayuda con los platos.
“Es más de compromiso, de hablar. Lo que no se habla es como si no afectara, por eso es tan clave la comunicación”, enfatizó Rosales.
Para la psicóloga Lucy Garnica, “cuando se empieza a invadir los espacios, al principio puede ser delicioso, y hay roles de roles, hay mujeres que les gusta llegar a hacer eso, pero eso tiene que ver con la capacidad y madurez para dialogarlo, antes o durante, y no esperar la crisis para decirlo”.
Los consensos son claves. Por eso si lo invitan a cenar al apartamento de su pareja, lleve el vino, haga el postre.
“Y si ya se siente la empleada de servicio hay que decirlo. Se trata de exteriorizar de la mejor forma su molestia, sin que se genere un conflicto”, dijo Rosales.
Cuando se obtiene el apartamento de soltero soñado, todo tipo de planes son en ese lugar. Pero eso también puede limitar su relación, hasta el punto de caer en una rutina aburrida y olvidar la emoción de otros encuentros.
Credito
PAOLA BERNAL LEÓN
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