“La guerrilla está en un punto muerto: Compañeros, regresen a la libertad”

A los 11 años esta barrameja fue reclutada por las Farc en un barrio del nororiente del Puerto Petrolero. Seis años después de su desmovilización, Sara Morales, conocida como la ‘locutora de las Farc’,

se ha unido al reconocido programa radial ‘Voces del Secuestro’ para llevar un mensaje de esperanza a los que están en cautiverio e invitar a los guerrilleros a que abandonen las filas del grupo armado.


Al otro lado de la línea, Sara Morales, de 27 años, se oye agitada. Confiesa que la jornada radial por los secuestrados junto al periodista Herbin Hoyos ha sido intensa y que se encuentra triste, porque la asistencia de personas a la Plaza de Bolívar a la más reciente manifestación contra el secuestro no fue masiva. Sin embargo, asegura que el llamado de este medio de comunicación, la reconforta, y aprovecha para contar que atrás quedaron los 11 años de militancia en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que su lucha ahora es por los secuestrados y por la música, una de sus grandes pasiones.

‘La locutora de las Farc’, como fue conocida tras importantes revelaciones que hizo a medios nacionales tras desmovilizarse, hoy se dedica a ser madre de cuatro hijos. Trata de recuperar los días que estuvo lejos de dos de ellos, quienes nacieron durante su estadía en la selva y que entregó a una familia para que los protegiera.

Anhela regresar a Barrancabermeja y acercarse a sus seres queridos, pero reconoce que es casi imposible. “Ellos siguen estando en la mira de la guerrilla y de vez en cuando los atemorizan”, confiesa.

Sólo una vez lo arriesgó todo y llegó al Puerto Petrolero. Lo hizo por su mamá, que estaba al borde de la muerte por un tumor cerebral. “La acompañé una semana y regresé a Bogotá. Ocho días después murió”, recuerda.

La historia de Sara le ha dado la vuelta al mundo. Como ella asegura, siempre habrá algo qué contar. “Hablemos o no hablemos, seguimos expuestos”.

Una vida normal
¿Fue difícil regresar a la vida civil?
Todo es difícil. Uno llega a la vida común y corriente y debe empezar desde cero. La sociedad colombiana no está muy dispuesta a recibir y brindar oportunidades a los desmovilizados. Siempre nos están reprochando. Lo único que uno sabe hacer es cargar un fusil y cumplir órdenes, nada es fácil. Mucha gente nos cierra las puertas de un trabajo por miedo, cosa que es comprensible. Ahora no me quejo, logré ubicarme en un taller de latonería, pintura y arreglo de vehículos. Con eso me gano unos pesos y sostengo a mi familia.

¿Cómo termina trabajando con Herbin Hoyos en ‘Voces del Secuestro’?
Conocí a Herbin Hoyos durante un viaje a España con el proyecto ‘Canta conmigo por la reconciliación’. Él se enamoró de mi historia de vida, me llamaba y me decía que yo era un ejemplo de resistencia y de lucha, que el mundo debía conocerme. Así me uní a su causa. Es un riesgo que estoy tomando, pero lo asumo. Hablemos o no hablemos, seguimos expuestos.

¿En qué consistía el programa ‘Canta conmigo por la reconciliación’?
Era un proyecto musical que iniciamos en 2009, conformado por 12 personas, entre ellos exmilitantes de las autodefensas y guerrilleros del Eln y las Farc. A todos nos gustaba cantar. Hicimos un diplomado en artes y expresión musical en la Universidad Santiago de Cali, grabamos una producción discográfica y ofrecimos un concierto en Carmen de Bolívar frente a más de siete mil personas. Jorge Barón nos apoyó. Esto nos llevó a Europa, visitamos Londres y España haciendo la promoción del disco. Allí conocimos a Miguel Bosé, que también nos apoyó. Aún seguimos recorriendo poblaciones llevando el mensaje de reconciliación por medio de la música.

¿Cuál es su balance de la jornada radial que realizó esta semana junto a Herbin Hoyos en Bogotá?
El apoyo internacional fue muy importante. Más de 2.300 cadenas radiales de todo el mundo se unieron a nosotros y llevaron nuestro mensaje. La asistencia de personas a la Plaza de Bolívar fue poca; esperábamos más participación de la gente, pero seguimos siendo indiferentes ante el secuestro. Falta más solidaridad y compromiso de los colombianos.

¿Qué mensaje le envía a sus compañeros?
Es el  momento de tomar la decisión. Si un comandante se quiere morir creyendo que su causa es justa, no permitan que los arrastren, busquen ayuda, traten de reencontrarse con sus familias y conozcan la libertad. La desmovilización no es sólo por el beneficio económico. La paz que uno siente al dejar un fusil y dejar de ser un esclavo de personas que están luchando sin saber por qué ni para qué es muy grande. Aprovecho para pedirle a mis excompañeros que este es un conflicto absurdo. Uno le pregunta a un guerrillero por qué lucha y duda en responder. Eso comprueba que la guerrilla está en un punto muerto: ¡Compañeros, regresen a la libertad!

¿Ha regresado a Barrancabermeja?
Sí, quiero mucho a mi ciudad y mi familia sigue allá. Hace un año fui a ver la tumba de mi madre que falleció hace dos años y vi a Barranca muy bonita. Siempre la he llevado en mi corazón. Si me dieran la oportunidad de regresar con protección, me iría sin pensarlo (risas).

¿Teme por la suerte de su familia?
Sí. Ellos siguen viviendo en la misma casa de donde me llevaron. Algunos de mis familiares también han sido víctimas de la guerrilla.  

Muchos colombianos no están de acuerdo con los exguerrilleros y comandantes que aspiran a ser voceros de paz. ¿Qué la hace a usted diferente?
No quiero ni busco caerle bien a Colombia, quiero demostrarle a mi país que mientras se dedican a criticar a personas reinsertadas como yo, no estamos aportando nada bueno para lograr la paz. La solidaridad por las víctimas del conflicto armado se demuestra con hechos como el que hicimos esta semana en la Plaza de Bolívar junto a Herbin Hoyos. Los que están en las montañas y las selvas, sean secuestrados, guerrilleros o paramilitares, son colombianos. Lo que debemos hacer es buscar los medios necesarios para traerlos de nuevo a la vida y que dejen de derramar tanta sangre.

Credito
XIOMARA MONTAÑEZ MONSALVE

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