A eso de las 4 de la tarde en la cancha del colegio la Normal Superior se reunían hace 45 años los vecinos del barrio Viveros y compartían un rato agradable a través del deporte.

Esta tradición se ha convertido en una herencia para los fundadores cuyos nombres son Jorge Labrador, Humberto Rozo y Jaime Suárez, quien murió este año a causa de un infarto, pero a pesar de esta pérdida el grupo ha ido aumentando con la conformación de nuevas generaciones.

Casados vs. solteros

Este hábito nació de la idea de cuatro amigos que decidieron conformar un equipo para jugar fútbol cada 31 de diciembre, tradición que ha ido creciendo y que a la fecha lleva más de tres generaciones, abuelos, padres y nietos.

Este encuentro se inició en el año 69, cuando la Normal no estaba encerrada, entonces para poder efectuar la recocha decidieron partir el grupo en dos, casados y solteros, y aunque hoy en día son muchos los separados el nombre sigue vigente.

Cuenta Humberto Rozo, uno de los fundadores de esta tradición, que por más de ocho años prestaron el estadio para realizar los partidos, debido al número de integrantes que participaban en ese entonces. Para este año 70 personas se han inscrito ente adultos y jóvenes.

Actualmente existen dos categorías: recreativo, que está conformado por los adultos y, el competitivo, que lo integran los jóvenes. Se espera este año se pueda abrir la categoría infantil para fomentar esta práctica desde pequeños.

De la misma manera muchos de los que han participado de esta tradición se han ido del barrio, incluso, de la ciudad, pero cada año al llegar la fecha se reúnen de nuevo y recuerdan todas a aquellas vivencias mientras disfrutan de unas cervecitas.

Esta actividad solo tiene algunos requisitos para participar, querer compartir con los vecinos un rato de esparcimiento, tener 15 años en adelante y continuar con el legado de generación en generación.

Para este 31 de diciembre, se jugarán dos partidos, uno a las 11 de la mañana y otro a la 1 de la tarde en las instalaciones de la cancha Recreacafé, puesto que el barrio no cuenta con unas canchas adecuadas para esta actividad y más aún cuando las que hay se encuentran en reparación.