Gerardo Gómez Gómez, médico veterinario que atendió el caso, explicó que una vecina de la vereda Las Playas lo llamó al mediodía, porque una de sus vacas estaba en un proceso de parto difícil. “Llevaba 10 horas tratando de dar a luz y no podía. Entonces procedí a hacer la extracción forzada del feto y me llevé la sorpresa de mi vida”, explicó.
Tras unos minutos de procedimiento, Gómez recibió a un ternero con dos cabezas, pero con signos de asfixia por broncoaspiración. Mientras lo examinaba y superaba la sorpresa del fenómeno, se percató de que las posibilidades de supervivencia para el animal eran nulas por su malformación y por las difíciles condiciones del parto.
“Lo que ocurrió fue que hubo una malformación fetal por una división parcial en el óvulo. Si el proceso hubiera terminado habrían sido gemelos. Pero en estos casos, el resultado es incompatible con la vida”, agregó el médico.
Tras un examen físico y el registro fotográfico, el ternero fue enterrado, cumpliendo la voluntad de la familia propietaria. El veterinario dijo que no se harían estudios del caso.
“Ya hay abundante literatura sobre los casos. Se sabe que no son hereditarios y precisamente por eso son muy escasos”, agregó.
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