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Un panorama desalentador
Son las 7 p.m. de un sábado de agosto de 2021 y en el parque de Los Venados, ubicado en El Salado, hay varios jóvenes reunidos, entre estos algunas menores de edad que, según versiones de los vecinos del lugar, frecuentan este sitio casi todas las noches para consumir drogas y hablar con amigos. Pero lo que a simple vista es la reunión de un grupo de muchachos podría tener un trasfondo oscuro en este y otros sectores de la ciudad.
Este mismo panorama se presenta en barrios de la comuna 8. Vecinos del Jardín Santander, La Esmeralda y Ciudadela Simón Bolívar afirman que el consumo de drogas en el sector ha sido una constante durante muchos años, situación que conlleva a que niñas y adolescentes, que caen en la drogadicción a temprana edad, acudan en muchas ocasiones a métodos como la prostitución para poder acceder a una dosis.
En otros sectores de la comuna 9, 12 y 13, donde los fines de semana incrementa la actividad nocturna, también se hace evidente la explotación sexual infantil. Varios conductores de busetas y taxis, que prefieren omitir sus nombres, le contaron a EL NUEVO DÍA que efectivamente este problema se registra en estas zonas de la ciudad, pero es mucho más frecuente en La Variante, donde se da todos los días.
En este lugar se observan adolescentes de entre 12 y 17 años ejerciendo la prostitución. La presencia de hoteles y paradores para conductores de carga en los alrededores les facilita la actividad pues ya conocen donde se hospedan y llegan directo a sus habitaciones a ofrecer y prestar servicios de compañía.
Allí, a diferencia de otras comunas, la trata de menores de edad con fines de explotación sexual, al parecer es controlada por grupos delincuenciales organizados que disponen de infraestructura física y seguridad para propiciar los encuentros.
Un delito recurrente
Este problema no es nuevo. Hace más de 15 años se viene denunciando y las autoridades han actuado en las zonas de tolerancia, lo que ha llevado a una reducción significativa de dicha actividad en el sector, sin que pueda llegar a afirmarse que desapareció por completo.
Entre 2010 y 2014 se documentó la presencia de menores de edad ejerciendo la prostitución en La Variante, donde los principales clientes eran los transportadores.
En 2018 fueron capturadas cuatro mujeres acusadas de proxenetismo infantil en Ibagué. Actuaban en los barrios Jordán tercera etapa, Restrepo, San Isidro y Protecho Topacio. Se hacían llamar las ‘Las Floristas’ y eran comandadas por alias La Gata.
Al parecer contactaban a menores de edad para que sostuvieran encuentros con hombres mayores a cambio de una suma específica de dinero, para lo cual prestaban sus casas.
Factores de riesgo
Las víctimas de la prostitución infantil en Ibagué por lo general, son niñas y adolescentes provenientes de barrios vulnerables y hogares disfuncionales o donde hay padres consumidores.
Al respecto, la Fundación Dignidad Abolicionista desarrolló una investigación desde 2019 relacionada con casos de explotación sexual y trata de personas en Tolima que arrojó los primeros resultados este año y en los que se confirma que la prostitución infantil en Ibagué es un problema que data de hace más de 12 años y al cual las autoridades no le han prestado la suficiente atención.
La Fundación hizo una caracterización de 568 mujeres que ejercen la prostitución en el departamento, siendo Ibagué el territorio con más actividad. De este grupo de mujeres, unas 223 son víctimas del conflicto armado y más de 300 empezaron a trabajar en esta actividad a los 12 o 13 años.
El estudio que buscaba determinar el perfil y las condiciones de mujeres prostituidas encontró que la mayoría de ellas, cuyas edades oscilan entre los 40 y 50 años y que ejercen la prostitución en Ibagué, empezaron antes de los 14 años y las hijas de estas corrieron la misma suerte, al punto que hasta sus nietas hoy se dedican al oficio.
A esto se suma que dicho negocio estaría siendo controlado por organizaciones delincuenciales y proxenetas que propician y disponen de sitios, o en el caso de La Variante, trasladan a las niñas y adolescentes hasta estos hoteles y montallantas que son frecuentados por conductores de mulas y demás vehículos de carga pesada para descansar o hacer mantenimiento mientras continúa el viaje hasta su destino.
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