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La víctima fue un joven de 22 años. Por fortuna, la bala le ingresó en el brazo y no en el pecho. Según el testimonio de los afectados, días antes el agresor los había amenazado de muerte y con un arma blanca.
El joven afectado, Kevin Romero, señaló que hace un año, él, sus padres y hermanos, tomaron en arriendo una casa sobre la calle 60, donde tienen una ferretería.
Aunque la ubicación de la casa es buena y las ventas han favorecido la economía de la familia, un vecino les ha hecho la vida a ‘cuadritos’.
“El señor vive en la cuadra de atrás. Cuando recién llegamos, se subía a la terraza de la casa donde vive y desde allí empezaba a decirnos toda clase de vulgaridades. No le pusimos cuidado porque no lo conocíamos y nunca lo hemos tratado. Creíamos que todo era consecuencia del consumo de alucinógenos”, indicó Duba Ardila, madre de Kevin.
Primera agresión
Señalaron que el pasado 23 de diciembre sobre el mediodía, la familia estaba atendiendo el negocio como de costumbre y el vecino, Julián Albeiro Rojas Preciado, llegó agresivo a la vivienda.
“Llegó a decirnos groserías y con un enorme cuchillo en la mano. Nos dañó las vitrinas y nos dijo que juraba que nos iba a matar”, contaron.
Luego del altercado, otros vecinos le informaron a la familia Romero Ardila, que el muchacho de “la moña, el mechudo” (Julián Albeiro Rojas) le tenía bronca a la casa y siempre actuaba así con las personas que tomaban en arriendo la propiedad.
“No sabemos qué tiene el sujeto contra la casa. De hecho nosotros nunca lo hemos tratado. Esa vez vino un hermano de él a pedir disculpas y a decir que Julián tenía una obsesión con la casa y que tenía problemas mentales. No obstante, nadie respondió por los daños”, reiteró la señora Duba.
Llegó armado
El martes 4 de enero a eso de las 3 de la tarde, cuando los padres de Kevin salieron a efectuar una consignación, y el joven se quedó en el negocio con sus hermanos, entre ellos dos menores de edad, Julián Albeiro volvió a aparecer.
“Llegó agresivo, con un cuchillo muy grande y diciendo malas palabras. Yo agarré un palo porque nos hizo varios lances. De un momento a otro se fue, pero a los pocos minutos regresó con un arma, según dijeron los policías, traumática. Disparó unas cinco veces. Yo pensaba en proteger a mis hermanitos. Él me apuntaba en la cabeza, pero gracias a Dios la bala ingresó en el brazo izquierdo, cerca al hombro”, explicó Kevin.
La familia ruega para que el agresor no recobre la libertad, pues temen por su integridad.
Imagen suministrada por Q'Hubo Ibagué.
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