La primera vuelta de las elecciones departamentales, consideradas como un posible reflejo de la presidencial de 2017, fue encabezada el domingo por la UMP, partido del expresidente de derecha Nicolas Sarkozy, y sus aliados centristas (29.4%), por delante del Frente Nacional (extrema derecha) de Marine Le Pen (25.1%).
Pese a un resultado mejor de lo previsto, el Partido Socialista (PS) del presidente François Hollande, fue relegado al tercer lugar, con 21.8 por ciento de los votos.
“El Partido Socialista resistió más de lo previsto”, declaró a la emisora RTL el primer ministro Manuel Valls, exhortando a la “unión de toda la izquierda” para la segunda vuelta.
La división de la izquierda, cuyo resultado global es próximo del de la derecha, es una de las razones del retroceso del PS.
“Hay que continuar una política que va a dar resultados”, recalcó Valls, que sostuvo que el país está en “la vía de la reactivación económica”, pese a que la situación torna “difícil hacer bajar el desempleo”, que alcanza más de 10 por ciento.
El gobierno apuesta por una coyuntura internacional más favorable con la baja del euro, y espera este año un crecimiento levemente superior a su previsión oficial de 1 por ciento, pero por debajo del mínimo necesario de 1.5 por ciento para relanzar el empleo.
El PS, que sufrió el domingo su cuarto revés electoral consecutivo, después de las elecciones municipales, europeas y senatoriales de 2014, paga el precio de la división de la izquierda y de la desilusión de su electorado por la acción del gobierno de Hollande.
El Frente Nacional, al que los sondeos auguraban 30 por ciento de los votos antes de los comicios, no logró su objetivo de encabezar los resultados para declararse primer partido de Francia, pero consolidó su implantación, con aproximadamente 25 por ciento de los votos.
El primer lugar de la UMP permitió a Nicolas Sarkozy, cuyo partido está también desgarrado por querellas internas, afirmar que “la alternancia está en marcha” y “nada la detendrá”.
Sociedad ‘derechista’
La prensa evocaba el lunes el fracaso del PS y una “oleada azul” (la derecha) más que “azul marino” (el color del FN). “La izquierda salvó las apariencias, pero no los muebles”, resumió el diario Le Monde.
“La primera vuelta es un fuerte indicador del estado de la sociedad francesa”, que se inscribe ahora “muy claramente en una orientación derechista”, reconocieron fuentes del equipo de Hollande.
Le PS y sus aliados fueron eliminados el domingo en 524 de los poco más de 2.000 cantones (los distritos electorales de las elecciones departamentales).
La izquierda, que hasta ahora administraba 61 de los 101 departamentos, podría conservar solamente unos 20 después de la segunda vuelta, prevista el 28 de marzo.
La UMP tiene casi seguro ser la gran ganadora gracias al voto de los electores de izquierda.
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