Bajo el lema “No amemos de palabra sino con obras”, el papa argentino quiere movilizar a los católicos para que ayuden a aliviar la pobreza y romper el círculo de soledad y abandono en el que muchos se encuentran atrapados.
“Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras”, escribió el papa en junio en el mensaje con el que instituyó la jornada.
“Son caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada”, enumeró.
Unos 4.000 necesitados, provenientes de varios países de Europa, algunos acompañados por voluntarios, asistirán a la misa que el papa celebrará en la basílica de San Pedro.
Entre ellos, unos 1.500 almorzarán luego con el papa en el aula Pablo VI, dentro del Vaticano.
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