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Señalaba antes que “Iguaima”, ejecutaba o impulsaba varias estrategias: centro de estudios cooperativos y regionales; distrito turístico en área protegida; reserva de la biosfera; organización social y reconversión productiva en el Cañón del Combeima. En los artículos anteriores sinteticé tres estrategias, ahora me ocuparé de la cuarta.
Sobre la estrategia de incidir en la organización social y la cultura productiva en el Cañón del Combeima también se avanzaba. Creo que con uno de los tantos ejercicios lo podría explicar. En algún momento el Sena facilitó un bus para trasladar a un grupo de productores de mora a su Centro Agropecuario de El Espinal; cada productor, por consenso, aportó una arroba de mora, recién cosechada, para ser despulpada por ellos mismos, lógicamente con monitoria técnica del Sena. Esta fue una inducción práctica para entender los procesos productivos de mermelada, jugos y otros derivados de la mora; a esa inducción, procedería la constitución de una cooperativa agroindustrial en el Cañón, el estudio de viabilidad industrial y comercial y los presupuestos para gestionar cooperación nacional o internacional y precisar el aporte que cada asociado debería hacer y qué Cooperamos podría financiar y el Sena asesorar.
Se inferirá que tal idea podría ampliarse a otros productos de la zona, que serían procesados por la misma u otra cooperativa o forma asociativa para agregar valor a la producción agraria y con ello crear prosperidad en el campo y para el campesino. La historia de por qué abortó este proceso y otros más que estaban en marcha a lo largo y ancho del territorio tolimense es bien sabida por muchos tolimenses que ayudaron o fueron testigos. No solo Cooperamos se ocupaba por esos tiempos de la construcción social y económica de región, también otros actores cooperativos, académicos, culturales, mediáticos y más, contribuían a esa dinámica, que nunca fue tomada como experiencia o referente para concebir el desarrollo, porque las ideas no convienen a la prosaica politiquería que hoy adormece y empobrece al Tolima.
En el Tolima hubo más tiempos en que las ideas confluían y el progreso parecía surgir, pero la política, en vez de acrisolarse, perdió majestad y mutó en politiquería cada vez más zafia y por ello sin liderazgos ni líderes. No es líder legítimo quien manipula y utiliza el dinero para obtener poder político y no puede haber liderazgos mientras las ideas motoras del progreso están ausentes. Se requieren ideas regionalistas y transformadoras para que emerjan líderes y liderazgos legítimos que convoquen la voluntad colectiva a cambiar el rumbo del Tolima.
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