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El más grato revela que muchas de mis reflexiones concuerdan con sus sentires y el otro, las alusiones sobre el qué hacer para vencer el rezago paradigmático (mental), social, económico y político que corroe al Tolima desde hace más de ocho lustros y que ya devasta hasta sus cimientos. En “ironía didáctica” y, como abrebocas, digo que no me auto postularé a alcalde o gobernador por no creer que la gerontocracia convenga al Tolima y porque no soy mesías milagrero o mecenas sin plata y caradura que invertiría recursos del erario como si fueran míos y no elemental función del gobierno. Cuando más sería coequipero de la gran cruzada que pondría al Tolima en el camino de la imaginación, la ética y el progresismo.
Respecto al qué hacer para cambiar el destino del Tolima, juzgo que la solución es fácil pero compleja y de mediano y largo plazo, características que la hacen ver difícil e impersonal, en una “cultura” que concibe el quehacer político como instrumento para lograr éxito personal y no oportunidades para las generaciones futuras. Mientras el paradigma político reinante sea personalista y no solidario e histórico, el talante regresivo impedirá el pensar y el actuar progresista; solo ideas que exalten fines históricos superiores, harán que el progresismo sea real y que sus actores sepan que la merecida exaltación personal, lo dice la historia, solo se otorga a quienes fueron fieles a los grandes retos históricos, pues los tipejos siempre serán olvido y deberán comprar sus efímeras famas y sus indebidas fortunas porque, recordemos maestro Carlos Gaviria, “quienes pagan para llegar, llegan para robar”.
Avanzo en tesis sobre el quehacer para vencer el atraso mental, social, económico y político del Tolima, diciendo que nada ocurrirá mientras no reconozcamos la importancia (lo planteé en texto anterior) de la simbiosis de identidad territorial; correctas ideas socioeconómicas del desarrollo regional (consistente visión del futuro); proyecto estratégico para construirlo; organización político-electoral que empodere la región; líderes o actores políticos orgánicos, democráticos y capaces de orientar un proceso de cambio. Mencioné igual que tal simbiosis carecerá de alma y enfoque correcto si los tolimenses no nos reencontrarnos en la identidad y por ende en las tradiciones, la cultura, las artes y, desde luego, en las ciencias, la educación, la innovación y las tecnologías aplicadas a la reconstrucción del Tolima.
El mejor futuro es una construcción compleja y política, en su más alta expresión, que enlaza el contexto territorial, las ideas progresistas y la voluntad colectiva debidamente organizada. Así entonces el Tolima solo progresará cuando el propósito por construir un mejor futuro se convierta en colectivo democrático con enfoque territorial y una vocación de poder decidida a parar la sangría de los recursos públicos, que bien usados apalancarían el progreso, unirán al Tolima en ideas y no intereses personales, evitarían la parcelación municipalista en feudos electorales y derrocarían a los eternos jefecillos ineptos, ignaros y autócratas. Continua…
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