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Aquí desde luego no hubo revuelta alguna más allá de la extraña espera para los miles de asistentes, matizada por el improvisado concierto de la genial Teresita Gómez. Es probable que detrás de este episodio esté la idea subyacente de que para la izquierda latinoamericana la figura del libertador Simón Bolívar sea emblemático símbolo, y que por eso era necesario recordar lo que en su momento fue un delito –político eso sí– al sustraer de manera violenta la espada de Bolívar del museo Quinta y que concretó la expectativa con que se anunció al país el surgimiento del movimiento insurgente M-19 en 1974.
Lo que estaría por verse en términos históricos es si en verdad Bolívar, más allá de ser ese genio político y militar que acabó con el colonialismo español en América, fue en términos de hoy, un político de izquierda. Las causas políticas que se atribuyen a la izquierda como, la redistribución del ingreso, el estado de bienestar, la función social de la propiedad, la democracia abierta, la alternación en el poder, la igualdad sexual, la protección del ambiente, por las limitaciones propias de la época en que vivió, no hicieron parte de su ideario.
La explicable veneración a la figura del libertador ha sido mayor en Venezuela, incluso antes de la época Chavista. Recuerdo que siendo Procurador General visité con el director de la Policía, General Gómez Padilla, la frontera por La Guajira y cada vez que en un discurso los intervinientes pronunciaban el nombre de Bolívar, los miembros de la guardia venezolana se ponían de pie y en actitud militar repetían automáticamente, “libertador de cinco Repúblicas”. Desde este punto de vista, los cinco países pueden mirarse como “Bolivarianos”, solo que Chávez y ahora Maduro, se apropiaron de la herencia política de Bolívar.
Quienes estudiamos la historia Constitucional no podemos dejar de recordar la Constitución de Bolivia que el libertador expidió para el alto Perú y que luego quiso imponer en la Nueva Granada. El articulo 77 decía: “El ejercicio del poder ejecutivo reside en un presidente vitalicio y tres ministros de Estado…”. El Vicepresidente era nombrado por el presidente y aprobado por el poder legislativo y contemplaba además el “poder electoral”.
Esta idea, más el decreto orgánico de la dictadura de agosto de 1828, generaron serias fisuras que terminaron con la terrible noche septembrina. Irónicamente, en la intentona asesina participaron personajes como Mariano Ospina Rodríguez, fundador del partido Conservador y Florentino González cofundador del liberalismo y uno de los primeros Procuradores Generales de la Nación, por elección popular.
En un falso estereotipo se dijo que Bolívar había fundado el conservatismo y Santander el liberalismo, lo que no es verdad. Lo que sí es cierto es que Bolívar fue una figura reclamada en Colombia por el conservatismo, invocada por todos los presidentes de ese partido. Pero fue Rojas Pinilla quien, al tomarse el poder en 1953 por un golpe de Estado, invocó a Cristo –nuestro señor– y a Bolívar.
No es extraño entonces que el M-19, movimiento que bajo el lema de “con el pueblo, con las armas, con María Eugenia al poder” surgido como protesta por lo que se consideró el fraude contra Rojas en 1970, invocara la figura de Bolívar. Curiosamente, los movimientos guerrilleros marxistas, Farc y Eln, no lo exaltaban, sino a Fidel Castro y al Che Guevara. Solo cuando el M-19, movimiento nacionalista no Marxista, entró en 1984 a la coordinadora guerrillera que pactó con Betancur, hizo que ésta asumiera el nombre de “Simón Bolívar.”
Buen momento para la delimitación de las diferencias entre izquierda y derecha.
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