El cuento chino de los outsiders

Alfonso Gómez Méndez

El reciente fallecimiento del exdictador Alberto Fujimori nos sirve para una reflexión de lo que ha ocurrido en América Latina a partir del momento en que, por múltiples razones, incluida la corrupción de políticos tradicionales, tomaron las riendas del poder -no en todos los casos- oportunistas, avivatos y farsantes bajo el americanizado nombre de “outsiders”.
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La experiencia ha demostrado que no hay políticos más avezados que quienes, amparados en el desprestigio de otros políticos, se presentan como “antipolíticos”: profesores -activos o en receso-; periodistas; militares en retiro; comediantes; cantantes; sacerdotes, como el padre Hoyos en Colombia; o fanáticos religiosos, entre otros.

Perú tuvo durante muchos años la influencia del APRA, partido de centro izquierda fundado por Haya de la Torre. En el año 90, el ya desgastado APRA no tenía la influencia de antes y lo que parecía como el establecimiento, apoyó al afamado escritor Vargas Llosa. 

Apareció entonces el “ingeniero” Fujimori, con su discurso antipolítico y anticorrupción, con un contenido elemental que lo hacía aparecer como el outsider salvador, fue elegido presidente contra todo pronóstico. Inicialmente y como vino a saberse después, con un apoyo mediático basado en prebendas gozó de una inmensa popularidad no solo por bajar la inflación sino por librar al país del terrorismo de Sendero Luminoso. Esa popularidad orquestada se extendió a la región hasta el punto de que aquí algunos dirigentes relativamente informados repetían que lo que necesitábamos era un Fujimori. Luego apareció la realidad.

Un dictador que se dio un autogolpe en abril de 1992 usando a sus militares, una constituyente a su acomodo con reelección a bordo. Fueron diez años en el poder con un control absoluto. Se supo que los éxitos contra la guerrilla estaban unidos a flagrantes violaciones a los derechos humanos por las que finalmente fue puesto en prisión. Prácticamente huyó del país y desde el Japón renunció vía fax. El elegido contra la corrupción terminó presidiendo un régimen corrupto al lado de su “asesor” Vladimiro Montesinos. Fue descubierto comprando con dinero efectivo a parlamentarios a cambio de votos. En Colombia ahora mismo hay una acusación en curso contra funcionarios del gobierno por intercambio de votos por contratos y hasta por plata en efectivo, solo que hasta ahora sin la prueba del video. A la fecha nadie tiene prueba de que Olmedo López o algunos de sus superiores sean los Montesinos del régimen.

En Venezuela, después de la caída del dictador Pérez Jiménez, el país entró en un periodo de relativa estabilidad democrática con los partidos Acción Democrática y Copei. La corrupción minó la credibilidad del sistema. Un desconocido y ambicioso coronel, Hugo Chaves Frías, trató de darle un golpe de Estado pero fracasó y fue apresado. Fue amnistiado. Ya no como frustrado golpista sino como Outsider, disputó la presidencia y la ganó, compitiendo con una exreina de belleza al comienzo. La historia es conocida. Juró sobre la que llamó “moribunda” Constitución. La cambió por una constituyente. Se hizo reelegir. Al morir dejó a Maduro como sucesor. Directamente y a través de su pupilo -quien acaba de quedarse otra vez por un fraude a ojos vistos y que pretende borrar con la represión- permaneció veintiséis años en el poder.

En el país muchos de los que se han presentado como “antipolíticos” llevan diez, quince o más años en actividad proselitista como alcaldes, gobernadores, congresistas, periodistas o aspirantes a la presidencia o a la vicepresidencia y, salvo excepciones, no siempre con buenas ejecutorias. Algunos de los llamados “líderes anticorrupción” terminan seriamente enredados en casos de corrupción. Con experiencias como las de Fujimori y otros, deberíamos pensar que antes que acudir a los “Outsiders” se debe enderezar la política, los partidos y la democracia real.

 

DAVID LUNA Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Con la coautoría de María Paula Forero, David Luna, modelo de político que no oculta su condición, ha escrito un texto sobre la inteligencia artificial donde aparecen los elementos de lo que podría ser una regulación para la entrada de esta máxima expresión de la tecnología en las actividad políticas, sociales, académicas y económicas.

Alfonso Gómez Méndez

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