Positivo para cinismo

Andrés Forero

En nuestras imperfectas democracias latinoamericanas suele hacer carrera que los gamonales den espaldarazos a quienes obtienen su bendición, antes y después de alcanzar cargos de elección popular.
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Para algunos de ellos esas manifestaciones públicas de respaldo llegan como una bocanada de aire fresco cuando las circunstancias les asfixian y empantanan las casi siempre bien intencionadas promesas por una gestión brillante y eficaz.

 Hace un par de días en este mismo espacio de opinión se leyó una de esas declaraciones de respaldo hacia quien hoy ejerce como primera autoridad del municipio.

Venía nada más y nada menos que del jefe de jefes, claramente un mensaje de trascendencia política para desvirtuar fracturas o divisiones al interior de esa bien consolidada estructura monopolística del poder.

Aunque de excelencia retórica y marcado sarcasmo hacia la administración anterior, el escrito dejó cabos sueltos y posiciones fácilmente desvirtuables.  

Decir, por ejemplo, que este Gobierno ha encarado los problemas estructurales de la ciudad resulta muy cuestionable. Indicadores como el desempleo, para mencionar solo uno, más allá de las circunstancias coyunturales que agravaron su comportamiento reciente, dejan entre ver ausencia de políticas públicas claras y de acciones certeras que evidencien la actuación de la institucionalidad pública.

Un lastre como el futuro de los inconclusos escenarios de los juegos deportivos nacionales, sigue siendo una “papa caliente” en la que esta administración dos veces ha intentado adjudicar obras como las del coliseo mayor.

Y si bien todas estas circunstancias serían justificables bajo el paraguas de la pandemia que marcó una pausa inédita en las primeras de cambio de los nuevos gobiernos, lo que sí termina rayando en el cinismo absoluto es reprochar de los antecesores “conciliábulos para repartirse el poder” “el gusto por los privilegios de la política, pero no la política”, o la generación de soluciones que van  “(…) más allá del problema de la hoja de vida de un amigo” cuando su actuar representa una antítesis de su discurso.

Habrá acaso que recordarle al autor de esta oda a la política bien hecha que, hoy por hoy, tienen el control de casi la totalidad de las instituciones públicas del departamento con lo que ello representa en términos burocráticos, sin que sea propiamente el mérito lo que prime en los procesos de selección.

O que también controlan el presupuesto de estas instituciones a su entero antojo.

O mejor aún que prevalece un descarado nepotismo donde el hijo de la Directora ocupa un cargo en uno de los dos gobiernos, pero esta nombra a la hermana del mandatario y este a su vez le retribuye dándole una secretaría al hermano de la Directora.

Un trabalenguas del quehacer clientelista. Quizá políticamente válido, pero éticamente improcedente.

Entonces, si ese es el precio que tenemos que pagar los ibaguereños por las soluciones a los problemas estructurales que nos aquejan, habiendo sido un franco opositor del estilo arrogante e indiscreto de Guillermo Alfonso Jaramillo, prefiero esas soluciones cosméticas que permitieron ver al menos una ciudad medianamente en mejores condiciones que la ciudad en ruinas que hoy se aprecia con sus parques y espacios públicos olvidados,  una red semafórica colapsada o una malla vial en avanzado deterioro.

Así, es mejor defenderse con hechos que con palabras, para que toda esa tarea honesta y real se materialice en el hacer.

ANDRÉS FORERO

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