S.O.S por la Tercera

Andrés Forero

Hace ya un tiempo que no hacía uno de esos habituales recorridos por la carrera Tercera de Ibagué o un ‘Tercerazo’ como mejor se le conoce.
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Había dejado de hacerlo por precaución, para evitar las aglomeraciones y el contacto con posibles focos de contagio de ese enemigo invisible que nos complica la vida desde hace un año. 

Sin embargo, forzosamente tuve que salir a caminar por ese que en otros tiempos era un paseo peatonal, recomendado incluso como plan para el turista y lo que resultó de la experiencia lo comparto a continuación a manera de S.O.S. 

Es verdad que vivimos en una ciudad de informalidad, golpeada por el desempleo y la pandemia, donde son limitadas las oportunidades, situación que naturalmente propicia el rebusque. 

Y aunque se deben hacer concesiones para impulsar la reactivación económica, no se puede ceder el control absoluto sobre los derechos colectivos y terminar vulnerando la actividad del comercio formal, al igual que el disfrute debido del espacio público a los ciudadanos. 

Si bien existe una acción popular con fallo adverso para la Administración municipal y una serie de medidas cautelares ordenadas por el Tribunal Administrativo del Tolima, hoy la carrera tercera está convertida en un verdadero mercado persa. 

Entre las calles 15 y 13 el bulevar se hace intransitable con exhibidores improvisados, vitrinas a cielo abierto, toldos, sombrillas, parasoles y tenderetes que hay que esquivar en puntas de pies para no pisarlos y al mismo tiempo intentar mantener el distanciamiento social. 

El desorden es total y sólo puede compararse con aquellos días en los que la calle 14 era el epicentro del reguero y la informalidad. 

Sin exagerar, es posible encontrar desde ropa hasta mercado, uno al lado de otro, con mínimas medidas de bioseguridad. 

Y en medio del caos, del acelerado paso de los transeúntes y los gritos de los vendedores, se camufla otra cruda realidad: la explotación de niños emberá que persiguen afanosamente a uno u otro con la expectativa de una moneda. 

Entre el caos, la indiferencia ciudadana y la ausencia de autoridad e instituciones del Estado con plenas competencias como la Administración municipal, el Icbf y el Ministerio Público se camuflan otros males no menos graves, un absoluto caldo de cultivo para la delincuencia callejera, la receptación y el microtráfico a plena luz del día. 

Tampoco se compadece de quienes tributan Industria y Comercio, de quienes cumplidamente pagan su matrícula mercantil, el abandono al que se les somete por parte de la autoridad como si nada, como si nadie, como si nunca. 

Lo que pasa hoy en la carrera Tercera es el reflejo de ausencia de políticas de gobierno, seguridad y orden público que rayan en el anarquismo, donde se opera sin Dios ni Ley.

El escudo no puede ser la pandemia. La excusa no pueden ser las necesidades. 

Hay que ponerle freno a la situación a tiempo antes de que derive en un conflicto social de mayores proporciones. 

Ojalá el Alcalde y su Secretario de Gobierno se bajen de sus flamantes camionetas y recorran el centro de la ciudad para que confirmen de primera mano todo lo hasta aquí dicho.

Pero especialmente para que tomen los correctivos a que haya lugar.

ANDRÉS FORERO

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