La crisis del hospital Federico Lleras Acosta, si bien no se ha superado de manera definitiva, muestra signos importantes y significativos de recuperación. Esto no quiere decir que hayan desaparecido los problemas, sino que un manejo gerencial eficiente ha permitido sobreaguar a una nave que amenazaba zozobrar e irse a pique. Las cifras, si bien no lo dicen todo, permiten una mirada escrutadora sobre lo que sucedía y lo que hoy está pasando.
El funcionamiento de un hospital puede medirse por el número de pacientes que egresan ya sea curados o remitidos a otra institución. En septiembre de 2014 egresaron 486 y desde allí ha venido en ascenso esta cifra y en mayo de 2015 subió a mil 42 pacientes demostrando un crecimiento de más del 114 por ciento. Los procedimientos quirúrgicos en septiembre fueron 410 en 237 pacientes y en mayo de 2015 ascendieron a mil 801 en 672 pacientes, lo que demuestra más del cuádruple de procedimientos y más del doble de pacientes.
La atención en urgencias ha mejorado mucho. De mil 226 consultas atendidas en septiembre del año pasado se aumentó a mil 986 en mayo de este año. En consulta externa la atención a los pacientes también mejoró. De 576 en septiembre ascendió a cuatro mil 458 en mayo de 2015, casi ocho veces más consultas especializadas realizadas, más ciudadanos atendidos. En agosto pasado laboraban mil 345 personas en el hospital, en junio de 2015 esa cifra había disminuido a 900. Una paradoja: con menos personal, mayor atención. Los costos de nómina bajaron de más de cuatro mil 300 millones mensuales a dos mil 900 en junio de este año, sin disminuir de manera significativa el número de funcionarios por cama habilitada, es decir, sin deteriorar la atención hospitalaria.
La salud en Colombia es un negocio. Los hospitales se transformaron en empresas, los directores en gerentes y los enfermos en clientes. El Federico Lleras debe vender servicios para estar en el negocio. Como cada paciente debe estar afiliado a una EPS, al Sisbén, a medicina prepagada o costearse a manera particular su salud, los servicios de atención hospitalaria se pueden evaluar por su facturación, que refleja cobros de servicios. En septiembre la facturación total del Hospital era de tres mil 876 millones de pesos que no alcanzaba para pagar los más de cuatro mil 333 millones que costaba la mera nómina, sin sumar otros costos operativos. Crisis total que obligó a la intervención del hospital por la Superintendencia de Salud desde el 4 de septiembre.
La facturación en mayo de 2015 aumentó a ocho mil 585 millones logrando estar cerca del punto de equilibrio, de producir lo necesario para pagar gastos operativos pero sin las deudas acumuladas. Pero el hospital al cobrarle los servicios a las EPS, estas demoran los pagos y lo asfixian económicamente. A junio de 2015 le adeudan más de 131 mil millones de pesos. La crisis disminuye, pero no se supera todavía. Preocupa la indiferencia de la ciudadanía y la clase política frente a este problema grave de nuestra salud.
*Médico cirujano
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