El reencuentro

Miguel Ángel Barreto

Con la proximidad de las conmemoraciones del Corpus Christi, de San Juan y San Pedro, gran parte de los municipios del Tolima se alistan para celebrar sus tradicionales fiestas patronales. Sin duda, este es el momento en que las familias, las comunidades y visitantes se reencuentran en un emblemático escenario social, popular y cultural.

De hecho, la palabra ‘Folclore’, envuelve el saber de los pueblos y se consolida en los estudios en los que una cultura en particular conoce, interpreta y concibe el mundo de acuerdo con sus historias, imaginarios, creencias e interpretaciones. En nuestro Departamento tiene un especial comportamiento todo este complejo cuerpo de significados, que integra una visión religiosa, que coincide con el verano, la recolección de las cosechas y la abundancia que ofrece la naturaleza.

A este entramado se suma la riqueza gastronómica, las reinas, los bailes y sus trajes, las carrozas, las leyendas, el costumbrismo, el legado indígena, el intercambio generacional; es el momento en que nos olvidamos de los problemas, de las angustias y de las crisis de la existencia para dar paso a la comunión social, la alegría y la vida.

Sin embargo, siendo nuestro sistema folclórico un bien altamente valorado por otras regiones, el reto aún sigue concentrado en los procesos de consolidación de una oferta regional que facilite a los turistas una integración más personal con nuestra historia y tradiciones. No se trata de llegar al Tolima a tomar aguardiente o chicha y dejar que la embriaguez llene los vacíos de los visitantes y raizales.

Nuestra región cuenta con un entramado histórico que vale la pena destacar y que incluso las nuevas generaciones no valoran lo suficiente. Es el caso de las sangrientas luchas de nuestros indígenas por sobrevivir a un ambicioso imperio español y el valor de los indios pijaos para oponerse al genocidio. También, la mezcla culinaria entre la cultura española y los productos ancestrales, la importancia histórica de Honda y el río Magdalena en la conquista y colonización, la designación de Purificación como capital de la república de la Nueva Granada, los importantes descubrimiento de José Celestino Mutis en botánica y su estrecha relación con Mariquita.

En términos generales, Ambalema resultó fundamental en la historia del Tolima por su arquitectura colonial, su producción y exportación tabacalera, y más recientemente por su influencia en los cultivos de arroz para el norte del Tolima. También, el Parque de Los Nevados y municipios como Prado, Espinal y Guamo con sus artesanías, podrían ser mejor explorados cultural y económicamente. Sin duda, cada municipio nuestro tiene un tesoro escondido, pues bien valdría la pena que Mariquita, Fresno y Herveo nos cuenten los secretos del cable aéreo, una obra que para la época y ante la dificultad de la geografía a muchos hoy les parece imposible de creer.

Mi respetuosa invitación a todos los tolimenses en estas festividades es a valorar nuestro territorio, tenemos la historia y las tradiciones. Igualmente, a reconstruir nuestra identidad desde el aporte diferencial, pero constitutivo de zonas tan disimiles, pero tan ricas humanamente, como son el norte y el sur del Tolima.

Son las diferencias culturales lo que nos hace tan especiales y únicos en la órbita cultural de Colombia. Que estas festividades sean las del reencuentro para avanzar unidos en la consolidación de una oferta patrimonial que nos permita asumir un mayor liderazgo ante el país en términos de turismo, folclor y cultura.

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