Lo que no se ha analizado todavÃa son las caracterÃsticas y las coaliciones de los candidatos de Uribe, tanto de lo que ganaron como de los que perdieron.
Simplificando, se puede decir que los más notorios derrotados a pesar del apoyo (o mejor, por causa del apoyo) de Uribe, eran muy buenos candidatos en lo personal, sin cuestionamientos judiciales y sin dudosos aliados. Es el caso de Peñalosa en Bogotá, Martha Pinto en Bucaramanga, Gabriel Vallejo en Caldas, o de los aspirantes en MedellÃn y Antioquia.
Por el contrario, las principales victorias electorales de Uribe corresponden a candidatos muy cuestionados, bien por sus propios antecedentes o bien por los de las coaliciones que representaban. Uno de los titulares del diario El Tiempo en su análisis de las votaciones decÃa “Hubo triunfos de clanes polémicos de fichas de parapolÃticosâ€.
Algunos de los casos citados por El Tiempo son el de Alejandro Muskus (gobernador de Córdoba), que hace parte de un clan (sic) de abogados defensores de ‘parapolÃticos’ como el condenado exgobernador Salvador Arana. O el de Monsalvo Gnecco (gobernador de Cesar), a quien señala como miembro de un clan familiar con supuestos vÃnculos paramilitares. Por razones muy distintas también es cuestionada la gobernadora elegida del Huila, Cielo González, a quien la ProcuradurÃa sancionó en junio pasado y que además es investigada por peculado culposo en el manejo irregular de excedentes de regalÃas petroleras. Todos ellos fueron apoyados activamente por Ãlvaro Uribe.
Las joyas de la corona de las victorias de Uribe fueron las gobernaciones de Santander y del Valle, aunque en esta última hay denuncias de fraude electoral, donde también dice El Tiempo que triunfaron fichas de parapolÃticos.
En Santander, el gran aliado de Uribe es el exgobernador Hugo Aguilar, quien aspiraba a ser reelegido y empezó a hacer campaña en los talleres democráticos del expresidente. Como Aguilar fue destituido por la ProcuradurÃa y después puesto preso por la FiscalÃa, Uribe se la jugó a fondo con el hijo de su aliado, Richard Aguilar, a quien habÃa nombrado cónsul en Chile, aún en contra de la posición de Martha de Pinto y otros lÃderes regionales del Partido de la U, y logró una amplia victoria en las urnas. El departamento de Santander, que habÃa logrado una notable recuperación con la administración de Serpa, pagará las consecuencias de esta elección.
En el Valle hasta ahora va ganando Useche, candidato del destituido gobernador AbadÃa y del condenado senador MartÃnez. Se dice que en comentarios privados Uribe mostró su preferencia por Useche, pero como este apoyo serÃa muy mal visto en público, jugó una inteligente carambola: en contra de la decisión de su partido, La U, y de Cambio Radical, apoyó a Ubeimar Delgado para impedir que éste también se uniera al candidato liberal Homero Giraldo y al mantener la división propiciar el triunfo de Useche.
Uribe dijo que apoyaba a Ubeimar por gratitud por su labor como senador en los ocho años de su gobierno. Muy extraño que con la excelente memoria del expresidente se le haya olvidado que Ubeimar fue uno de los más fuertes promotores de la candidatura de Noemi SanÃn y, por lo tanto, responsable de la derrota de “uribitoâ€.
Los analistas y los medios han presentado los resultados de las elecciones regionales como una gran derrota de Uribe. Es sólo una verdad a medias, porque así como perdieron varios de los candidatos más significativos apoyados por el expresidente, también hubo otros que ganaron con el mismo apoyo.
Credito
MAURICIO CABRERA GALVIS
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