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¿Por qué es necesario que los candidatos presidenciales traten de conformar coaliciones para ir unidos a la primera vuelta y no esperar a la segunda cuando forzosamente todos tendrán que decidirse por uno de los dos finalistas? Aunque en un país tan polarizado entre progresistas y conservadores, entre el Sí y el No, debería ser posible esperar a que en la primera vuelta se eligiera un candidato de cada lado y por simple inercia se conformaran coaliciones en torno a esos dos, existen poderosas razones para dudar de esta posibilidad. Si se mantienen las divisiones es posible llegar a un escenario en el que, a pesar de la polarización del país, no haya en la segunda vuelta un candidato progresista y uno de la derecha, sino que los dos finalistas sean del mismo bando. Segunda, que ninguno de los candidatos tiene garantizado que solo pueda pasar a la segunda vuelta. Es cierto que dos de ellos tienen más probabilidad de lograrlo, Fajardo por estar de primero en las encuestas y Vargas por la maquinaria que ha construido. Todos los demás son conscientes de que por separado no tienen los votos suficientes para pasar al balotaje.
En el flanco derecho, Martha Lucía y Duque quieren la unión -Ordóñez no cuenta-, pero cada uno quiere ser la cabeza y que el otro acepte la vicepresidencia. Además, ninguno de los dos tiene el pleno respaldo de sus partidos. En el campo progresista, De la Calle, Clara López y Petro han hecho públicos llamados a una consulta interpartidista en marzo, planteando ambos que en aras de la unión están dispuestos a ceder en sus pretensiones de ser el candidato. A nombre de los verdes, Mockus también ha propuesto la coalición. Sin embargo la negativa de Fajardo no ha permitido que se llegue a un acuerdo. La otra razón para hacer la coalición desde ahora es que es muy difícil construirla en los pocos días que quedan entre la primera y la segunda vuelta.
La experiencia de Chile debe servir de lección a los progresistas. En la primera vuelta los candidatos de centro izquierda obtuvieron el 56% de los votos, pero no fueron capaces de unirse y en la segunda vuelta solo sacaron el 45% de manera que su división permitió el triunfo de la derecha. No podemos arriesgarnos a que por no hacer coalición progresista nos pase lo mismo , y entonces se frene el proceso de paz y se aplacen los cambios económicos y sociales que necesita el país.
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