La crisis venezolana se agudiza cada día, y el inicio de un nuevo periodo presidencial de Maduro la empeorará todavía más, pues se trata de un gobierno sin legitimidad democrática, plagado de corrupción, que ha dilapidado la gran riqueza petrolera y ha demostrado que es incapaz de manejar la economía. Por eso la tragedia humanitaria del éxodo forzado de millones de venezolanos.
A pesar de la profundidad de la crisis, el gobierno de Maduro tiene buenas probabilidades de mantenerse en el poder. En el campo interno, el soporte de los militares beneficiarios del régimen, el apoyo de una parte de la población y la debilidad de una oposición acorralada le dan todavía margen de maniobra. En el complejo ajedrez de la geopolítica internacional, Rusia y China lo apoyan y lo financian pues es su peón contra los intereses de Estados Unidos.
¿Qué pueden hacer los países de la región para contribuir al retorno de la normalidad democrática en Venezuela y, sobre todo, a mejorar la situación del pueblo venezolano? La reunión del Grupo de Lima mostró dos estrategias diferentes.
La mayoritaria, expresada en la declaración firmada por 13 países, incluida Colombia, es la vía de las sanciones y el aislamiento. Anuncian el rompimiento de relaciones diplomáticas y medidas tales como impedir el ingreso de funcionarios del gobierno venezolano, la negativa a los préstamos de entidades multilaterales, la suspensión de la cooperación militar y restricciones a las operaciones financieras que acabarán con el ya mermado intercambio comercial.
El único país que no firmó la declaración fue México. Pero no porque el gobierno de izquierda de López Obrador apoye el régimen de Maduro, ni porque desconozca la crisis. Es porque respeta el principio de la no injerencia en los asuntos internos, cree que las sanciones son ineficaces y que no se pueden cortar los canales del diálogo. El comunicado de la cancillería mexicana es muy claro.
Como sucedió con Cuba, las sanciones y el aislamiento alimentarán el discurso nacionalista y fortalecerán a Maduro. Por eso la apuesta de México es por la diplomacia, y Colombia que es el principal afectado por la crisis venezolana debería seguir su ejemplo.
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